La Independencia de México
Padre Félix Castro Morales
Quiero aprovechar estas fiestas patrias para aludir a la sabiduría del Papa Francisco
sobre el amor y la humildad de todo gobernante y los deberes de os gobernados.
Antes de entrar a la reflexión aludida podemos preguntarnos qué es en verdad la
libertad: ¿Es acaso hacer lo que queremos, sin importarnos nada a cambio?, ¿vivir
libres de ataduras y convenciones innecesarias, ser nosotros mismos, satisfacer
todos nuestros deseos a costa de pisotear a otro ser humano y sus derechos?…
La libertad cuando tiene el sentido correcto es algo maravilloso para una persona y
ni hablar para naciones enteras. Muchos han entregado sus vidas para ser libres o
liberar a otros y también horrendos crímenes se han cometido y se cometen
supuestamente en nombre de la libertad y la igualdad.
“Pensamos ser libres y verdaderamente nosotros mismos s￳lo si seguimos
exclusivamente nuestra voluntad. Dios aparece como el antagonista de nuestra
libertad. Debemos liberarnos de él, pensamos nosotros; sólo así seremos libres.
Esta es la rebelión fundamental que atraviesa la historia, y la mentira de fondo que
desnaturaliza la vida . Cuando el hombre se pone contra Dios, se pone contra la
propia verdad y, por tanto, no llega a ser libre, sino alienado de sí mismo.
Únicamente somos libres si estamos en nuestra verdad, si estamos unidos a Dios”,
señaló el Santo Padre Benedicto XVI (5 de abril de 2012).
Lo que realmente hace libres es el amor y la humildad, la verdad y la unidad, el no
anteponer el bien común al bien personal. Y al recordar la Independencia de
México en todos los pueblos y ciudades, “el paso de una situaci￳n deshumanizante
y de injusticias a una situación más humana con poco más de libertad, de
posibilidades de superaci￳n y de orientar el rumbo del país”. Ha de ser una ocasi￳n
para detenernos en el caminar y analizarnos cada uno qué es lo que aportamos y
cómo lo estamos haciendo para una verdadera libertad en pro del progreso y la
grandeza de los hombres y mujeres de México.
“La Independencia fue un paso doloroso que cost￳ la muerte de miles de nuestros
antepasados, grandes carencias y austeridad por más de un siglo, el trabajo
tesonero de personas y grupos con responsabilidad social; es la raíz de nuestras
Fiestas Patrias y el cimiento que sigue haciendo posible avivar el rescoldo de la
conciencia e identidad nacional. Los frutos y avances cualitativos de la sociedad
nunca llegan por sí solos, alguien los tiene que sembrar y cultivar, alguien los tiene
que proteger y defender” (Mons. Chávez Botello).
“Un país sano y con futuro requiere de valores fundamentales y de instituciones
fuertes; son los pilares indispensables de toda sociedad; allí donde se cultivan y
protegen, las sociedades caminan en paz hacía el desarrollo. Solo cuando se
reaviva y se alimenta la raíz y lo fundamental que tenemos en común somos
capaces de acercarnos y aceptarnos con nuestras diferencias, de quitar barreras, de
compartir y alegrarnos; es desde allí donde debemos sumar y no dividir para
avanzar y mejorar juntos” (Ibidem).
“Nos urge doblegar dos extremos perniciosos: por un lado, el excesivo culto a la
persona y de sus derechos sin referencia y al bien común de la sociedad que nos
está llevando a egoísmos, injusticias y a corrupciones salvajes; por otro lado, las
exigencias y posturas enfermizas de impulsar una “sociedad libre” pero sin orden ni
leyes que nos está llevando al libertinaje, a enfrentamientos y a la anarquía”
(Ibidem).
Una hermosa coincidencia con estas fiestas patrias en México, es la voz del Papa
Francisco, que hoy 16 de septiembre por la mañana decía en siguiente mensaje,
que nos viene bien a políticos y a los ciudadanos, que si le hacemos caso puede
mejor en mucho nuestras posturas ante las fortalezas y debilidades que tenemos
los mexicanos Amor por la gente y humildad, virtudes necesarias para quien
gobierna. Francisco ha afirmado que “La humildad y el amor son elementos
esenciales para quien gobierna, mientras que los ciudadanos, sobre todo si son
católicos, no pueden desinteresarse de la política.
En todos lados vemos funcionarios públicos, líderes políticos, religiosos y sociales,
empresarios, etcétera, personas en general con puestos o posiciones que los ponen
al frente de la sociedad y que no pocas veces han olvidado el sentido original del
lugar que ocupan, Por esto es que nos viene muy bien a todos estas reflexiones de
francisco.
El evangelio del centurión que le pide con humildad y confianza la curación del
siervo y la epístola de san Pablo a Timoteo con la invitación a orar por los
gobernantes, han dado pie al papa para reflexionar sobre el servicio de la
autoridad. Quien gobierna “debe amar a su pueblo”, porque “un gobernante que no
ama, no puede gobernar: al máximo podrá disciplinar, poner un poco de orden,
pero no gobernar”. El papa piensa en David “y c￳mo amaba a su pueblo”, por lo
que después del pecado del censo dice al Señor que no lo castigue al pueblo sino a
él. Por lo tanto, “las dos virtudes de un gobernante” son el amor por la gente y la
humildad:
Todos los ciudadanos, por consiguiente “tenemos que asumir nuestra
responsabilidad política irrenunciable con la participación activa que vigila, exige y
apoya a sus gobernantes y dirigentes para que las instituciones y organizaciones
cumplan bien su encomienda y finalidad” (Mons. Chávez Botello).
“ᄀNo se puede gobernar sin amor al pueblo y sin humildad! Y cada hombre, cada
mujer que debe tomar posesión de un servicio público, debe hacerse estas dos
preguntas: ‘﾿Amo yo a mi pueblo, para servirle mejor? ﾿Soy humilde y escucho a
los otros, los diferentes puntos de vista, para elegir el mejor camino?’. Si no se
hacen estas preguntas, su gobierno no va a ser bueno. El gobernante, hombre o
mujer, que ama a su pueblo es un hombre y una mujer humilde”.
Por otro lado, san Pablo exhorta a los gobernados a elevar oraciones “para todos
los que están en el poder, para que puedan llevar una vida tranquila y apacible”.
Los ciudadanos no pueden desinteresarse de la política:
“Ninguno de nosotros puede decir: ‘Pero yo no tengo nada que ver con esto, ellos
son los que gobiernan…’. No, no, yo soy responsable de su gobierno y tengo que
hacer lo mejor para que gobiernen bien y debo hacer lo mejor por participar en la
política como pueda. La política -dice la Doctrina Social de la Iglesia- es una de las
formas más elevadas de la caridad, ya que es servir el bien común. Yo no puedo
lavarme las manos, ¿eh? ¡Todos tenemos que dar algo!”.
Hay un hábito –explica el papa–, que consiste en solamente hablar mal de los
gobernantes y chismear acerca de “las cosas que no van bien”, y a￱ade que “y si
escuchas los programas de televisión, solo golpean, golpean; lees el periódico y
atacan… siempre lo malo, ᄀsiempre en contra!”. Tal vez, “el gobernante es sí, un
pecador, al igual que David lo era, pero tengo que contribuir con mi opinión, con mi
palabra, incluso con mi correcci￳n”, porque “ᄀtodos debemos participar del bien
común!”. Y si “tantas veces hemos oído: ‘un buen cat￳lico no debe inmiscuirse en la
política’ esto no es cierto, esa no es una buena vía” advirti￳.
“Un buen cat￳lico se entromete en la política, dando lo mejor de sí, para que el
gobernante pueda gobernar. Pero, ¿qué es lo mejor que podemos ofrecerles a los
gobernantes? ᄀLa oraci￳n! Es eso que Pablo dice: ‘Oraci￳n por todos los hombres y
para el rey, y para todos los que tienen autoridad’. ‘Pero, padre, esa es una mala
persona, debe irse al infierno…’. ‘Ora por él, ora por ella, para que pueda gobernar
bien, ¡para que ame a su pueblo, para que sirva a su pueblo, para que sea
humilde!’. ᄀUn cristiano que no ora por sus gobernantes no es un buen cristiano!.
‘Pero, padre, ﾿c￳mo orar por este? Es una persona que no está bien…’. ‘ᄀReza para
que se convierta!’. Pero orar… Y esto no lo digo yo, lo dice san Pablo, la Palabra de
Dios”.
Por lo tanto –concluye el papa, “demos lo mejor de nosotros mismos, ideas,
sugerencias, lo mejor; pero sobretodo lo mejor es la oración. Oremos por los
gobernantes, para que gobiernen bien, para que lleven a nuestro país, a nuestra
naci￳n hacia adelante y también al mundo, que haya paz y bien común”.
Ocupar estas posiciones “privilegiadas” para rodearse de aduladores, para cobrar
fama per se , hacer fortuna a costa del puesto o del reconocimiento que los demás
tienen sobre uno, es además de irresponsable, absolutamente contrario al sentido
original de estas posiciones. Quienes se encuentran al frente de una comunidad, de
un grupo, de una nación, etcétera, no debe ser para engrandecerse a sí mismo ,
sino para servir al resto de sus semejantes, para buscar el bien común.
Hay personas que al ocupar estos cargos se pierden en su egoísmo y usan su
posición como ya dije para satisfacer sus ambiciones al conocer las mieles del
poder, pero más alarmante es que haya personas que buscan esos cargos “de
poder” con la intenci￳n de usarlos para aprovecharse, es decir, que desde antes de
acceder a ellos ya tienen toda la intención de servirse en lugar de servir.
El Papa Francisco dijo en su audiencia del 26 de junio que todos somos iguales,
reconociendo que incluso él es igual a cualquier otro, y así lo ha demostrado a lo
largo de su pontificado. En repetidas ocasiones ha dicho que los líderes tiene que
bajar y estar con el resto; conocer sus necesidades y problemas y servir a los
demás, y no ponerse en lo alto haciéndose servir de los demás.
Debemos pues, reflexionar todos, el papel y la posición que ocupamos cada uno en
la sociedad y la responsabilidad que tenemos frente a los demás, y entender que
“el verdadero poder es el servicio”
Si tomáramos más en cuenta esta frase pronunciada por el Papa en la Misa de inicio
de su pontificado, seguro que el presente que hoy vivimos y la perspectiva del
futuro serían mucho menos abrumadoras.