¿Artículos con sello de caducidad?
P. Fernando Pascual
16-9-2013
Pongo ante los ojos un artículo publicado esta semana. Reciente y fresco, actual e interesante.
Dentro de 20 años, ¿quién lo leerá? Caerá en la misma suerte de tantos textos sobre el mismo tema
escritos en el pasado: casi nadie los recuerda.
Parece que las fechas se han convertido en una especie de reclamo para algunos lectores. Lo
reciente, lo inmediato, tiene más interés que lo lejano, lo envejecido.
No siempre ocurre esto. Hay textos que se convierten en clásicos, incluso en aquellas ciencias
experimentales donde los datos se corrigen y se actualizan continuamente. Pero otros estudios, que
hoy parecen ser el último grito, mañana quedarán olvidados en bibliotecas especializadas o en bases
de datos con millones de informaciones del pasado.
Ante este tipo de situaciones, puede surgir la idea de que las verdades caducan, si se entiende por
“verdades” los contenidos aceptados y publicados por importantes revistas científicas. Si tal idea
fuera cierta, tal vez sería el momento de poner un sello, al inicio de cada artículo, con el dato de su
posible fecha de caducidad...
En realidad, una verdad no caduca nunca si se trata de una verdad, es decir, si refleja en palabras
humanas cómo son las cosas. Lo que ocurre es que muchas veces, en miles de temas, nuestros
conocimientos son insuficientes, provisionales, frágiles. Necesitan continuas revisiones, con la
ayuda de nuevos instrumentos y desde mentes dispuestas a entender mejor lo que aparece ante
nuestros ojos.
Por eso, al leer el último estudio sobre un tema apasionante, vale la pena una actitud de prudencia
sana y un distanciamiento inquisitivo. Con la prudencia distinguiremos lo que ahora vale de lo que
todavía no está claro. Con el distanciamiento abriremos la mente para acoger nuevos datos que,
ojalá en un futuro no lejano, nos permitan entender un poco mejor este mundo tan complejo en el
que vivimos.