Cedro
Padre Pedrojosé Ynaraja
Sin conocerlo, su madera me es familiar desde la infancia. La de los lápices de
calidad era de este árbol, así lo ponía. Sacar punta y dejar bien afilada la mina, era
un entretenimiento que después he comprobado que me inició en la pequeña
artesanía. Las cajas de cigarros puros habanos vacías, que me regalaban en el
estanco, también lo eran. Es dúctil, aromática, lisa y blanda.
De mayor, conocí el árbol y me asombró visto de lejos. El cedro es el patriarca de
los bosques y los parques. Dicen que vive 2000 años y puede medir 40 metros. De
cerca uno admira su robusto tronco, sus ramas horizontales, que ningún arquitecto
técnico se atrevería a diseñar, asegurando su estabilidad, sus coquetas piñas, que
pronto se abren, dispersando las semillas y desmenuzando las hojuelas. La
sensación táctil ya no es tan buena, sus hojas puntiagudas son agresivas (Algo así
como el rostro de un abuelito, de apariencia simpática, pero que cuando el niño
quiere besarle, le pinchan las barbas mal afeitadas y llora). Es propio de alturas
superiores a los 1500m y emblemático para la nación libanesa que lo ha
incorporado a su bandera.
En Israel nunca creció. Su madera la importaba del Líbano. El rey Hiram se la
proporcionó a Salomón para el Templo, que levantaría después David. La
edificación del de Herodes, también gozó de interiores recubiertos de ella. Por su
robustez, su agradable aroma, que aleja insectos y perfuma estancias, era
insustituible para el sagrado recinto. Es el árbol más citado en la Biblia, aparece 75
veces.
Una joya de tal categoría no puede ser olvidada por el Cantar. Aparece
explícitamente tres veces y una implícita (sin importancia, se trata del palanquín de
Salomón, que dice que era de madera del Líbano, sin duda se trataba de este
árbol).
En 1,17 la amada le comenta a su enamorado, que las vigas de su hogar son de
cedro, con ello resalta la hermosura del recinto que los acoge o acogerá. En
aquellos tiempos, como ahora, los enamorados quieren sentirse bien en su
aposento.
En 5,15, la utilización de la imagen de nuestra conífera, no puede ser más
expresiva, sensorial y sensual. En este caso, voy a incluir dos versículos, que se
refieren al amado y dicen: “sus piernas, columnas de alabastro, asentadas en basas
de oro puro. Su porte es como el Líbano, esbelto cual los cedros. Su paladar,
dulcísimo, y todo él, un encanto. Así es mi amado, así mi amigo, hijas de
Jerusalén”. ᄀAnda ya! ﾿puede uno imaginar creación de Dios más bella?.
Al final del Cantar, en 8,9, se dice de la chiquilla amada: Tenemos una hermana
pequeña: no tiene pechos todavía. ¿Qué haremos con nuestra hermana el día que
se hable de ella? Si es una muralla, construiremos sobre ella almenas de plata, si
es una puerta apoyaremos contra ella barras de cedro. Yo soy una muralla y mis
pechos, como torres. Así soy a sus ojos, como quien ha hallado la paz.
Ni en carpintería, ni en ebanistería de hoy, se emplea madera de cedro. Los
tablones de árboles de África, carentes casi totalmente de nudos, o la utilización de
conglomerados, la substituyen. Son más eficaces y presentan menos problemas,
eso sí, no superar su elegancia.
El cedro hoy es soberbio árbol de jardín, que otorga belleza y marchamo de
veteranía a una mansión y a sus habitantes. Imagen del anciano santo y venerado
¿a quien conocéis que os lo recuerde?.