RECORDANDO
Según se desprende de la palabra, recordar quiere decir volver a pasar por
el corazón.
Hoy, día de nuestros seres queridos difuntos, lo nuestro va mucho más allá
de un recordar.
Hoy, parecería, como que nuestros seres queridos que ya, físicamente, no
están entre nosotros nos invaden y nos hacen recordar.
Tal cosa no nos incomoda sino que, en un día como el de hoy, nos hace
bien.
Nos hace bien recordar porque ello nos hace saber que continúan junto a
nosotros.
Nos hace bien puesto que su partida no ha sido definitiva sino, únicamente,
física.
Todos sabemos que las leyes de la vida así nos lo indican.
Todos estamos en tránsito.
Pasamos por este mundo en dirección hacia una vida sin final.
Pasamos por este mundo, donde dejamos nuestra huella, en un pasaje
donde no somos nosotros los que decidimos el tiempo del mismo.
Pasamos y, siempre, nos encontramos con otros que, al igual que nosotros,
están de paso.
Ellos, en su pasar, dejan su huella en nosotros.
Algo de ellos no nos resulta indiferente y se queda en nuestro interior.
Pasa a formar parte de nuestra vida.
Esa, nuestra vida, que se construye con lo nuestro más las huellas de
muchos.
Huellas profundas que nos marcan definitivamente.
Huellas superficiales que se van borrando con el paso del tiempo.
Huellas que, en oportunidades, hacemos nuestras.
Huellas que, en oportunidades, forman parte del nosotros aunque las
sabemos ajenas.
Hoy recordamos a esos seres que han dejado su huella en nuestra vida.
Son esos recuerdos que nos invaden con fuerza en una jornada donde
nuestros seres queridos difuntos se hacen presencia intensa.
Ante esa presencia agradezcamos.
Recordar es siempre una razón para agradecer.
En oportunidades nuestros recuerdos pueden no ser positivos pero ello no
es otra cosa que la delicada forma de hacernos saber que hay cosas que las
debemos cambiar.
No todas las huellas que están en nuestra vida son para que tratemos de
prolongarlas.
Hay huellas que nos hacen saber de caminos que no debemos transitar.
Por ello es que recuerdos y agradecimiento deben ir en comunión.
Recordar es una forma de recibir lecciones que nos ayudan a ser mejores en
cuanto personas.
Porque jugándonos por valores que nos han enseñado valen la pena.
Porque haciendo algo para cambiar la realidad en la que estamos inmersos.
Son trozos de vida que se vuelven enseñanza.
Son trozos de vida que se hacen lección.
Son trozos de vida que debemos prolongar desde nuestra vida.
Son trozos de nuestra vida que pasan por el corazón e invaden todo nuestro
ser dejándonos un particular e indefinido sentimiento.
Por un lado un natural y doloroso sentimiento de pérdida física.
Por otro lado un grato sentimiento de privilegio por el hecho de haber
podido conocer a unas personas que nos brindaron tanto como para
quedarse en nosotros.
Lejos, muy lejos, de ser sentimientos que volvemos a pasar por nuestro
corazón.
Hoy, frente a los recuerdos, tenemos la sensación de ser invadidos y
desbordados por ellos.
Deberíamos poder recuperar aquella ya perdida forma de vivir este día.
Día donde todo invitaba a los recuerdos, al silencio y a la gratitud.
Hoy es, prácticamente, un día similar a los otros días.
Parecería como que recordar a personas que nos han precedido careciese
de valor.
Es el valor de nuestra memoria histórica particular.
Es el valor de nuestra gratitud por sobre presencias físicas.
Es el valor de los recuerdos que son parte de nuestro tesoro interior.
Es el valor de un gracias que se eleva por sobre nosotros y se vuelve
oración.
Padre Martín Ponce de León SDB