Los trucos para ser bella
La belleza es camino a Dios
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Un tema constante en las conversaciones es la belleza. Tanto
al admirar la naturaleza, como una obra de arte, es lógico expresar
nuestra opinión sobre si aquello nos parece bello.
“Bello” es un adjetivo que utilizamos para calificar una cosa
que nos gusta. Hablamos de belleza cuando disfrutamos de algo por
lo que es en sí mismo.
Muchos pensadores han aportado interesantes reflexiones. En
la antigua Grecia se tenía como un ideal alcanzar la belleza, que se
veía reflejada sobre todo en sus esculturas.
El filósofo Sócrates distinguía tres categorías estéticas
distintas: la belleza ideal, que representa la naturaleza, la belleza
espiritual que expresa el alma a través de la mirada y la belleza útil.
A estas ideas Platón le añade las características de armonía y
proporción para que cause un resplandor para quien lo contempla.
2) Para pensar
La famosa actriz inglesa Audrey Hepburn, quien siempre
conservó su belleza y elegancia, dedicó los últimos años de su vida
en obras de beneficencia en comunidades muy desfavorecidas del
mundo.
Se dice que en una ocasión le preguntaron sobre el secreto
para ser bella. Ella les dijo que les daría seis trucos de belleza que
son los siguientes:
1) Para conseguir unos labios atractivos di siempre palabras de
ternura y amables.
2) Para conseguir unos ojos preciosos, mira siempre las cosas
buenas de la gente.
3) Para conseguir una figura esbelta comparte tu comida con los
que padecen hambre.
4) Para tener un pelo bonito, permite que un niño pase sus
deditos por tu cabello una vez al día.
5) Para mantener la elegancia, camina sabiendo que nunca
caminas sola. La gente, mucho más que las cosas, debe ser
restaurada, revivida, reivindicada y redimida; nunca deseches
a nadie.
6) Recuerda, siempre que necesites una mano amiga que te
ayude la encontraras en el extremo de cada uno de tus
brazos. Cuando vayas envejeciendo descubrirás que tienes dos
manos: una para ayudarte a ti mismo y la otra para ayudar a
los demás.
Así pues, la belleza de una persona no está en la ropa que
lleve, la figura que tenga o en la forma como se peine. La belleza de
una persona debe ser buscada en sus ojos, que son la puerta de
acceso a su corazón, el lugar donde reside el amor. La verdadera
belleza se refleja en su alma, no está en los rasgos de su cara ni en
la moda superficial. Está en el cuidado con que da con amor, en la
pasión que muestra. Por eso la belleza de una persona puede crecer
con el paso de los años.
3) Para vivir
El Papa Benedicto XVI decía que la belleza nos lleva a Dios.
Por eso el arte es como una puerta abierta hacia el infinito, hacia
una belleza y una verdad que van más allá de lo cotidiano y nos
abre los ojos de las mentes y del corazón, impulsándonos hacia lo
alto.
Y esto es así porque la Belleza Suprema es Dios, y todo lo
bello, participa de la belleza divina.
"El arte es capaz de expresar y hacer visible la necesidad del
hombre de andar más allá de lo que se ve, manifiesta la sed y la
búsqueda de lo infinito", añadió.
Terminaba Benedicto XVI manifestando un deseo: "Esperemos
que el Señor nos ayude a contemplar su belleza, tanto en la
naturaleza como en las obras de arte, y así ser tocados por la luz de
su rostro, para que también podamos ser luz para nuestro prójimo".
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