La intriga
P. Fernando Pascual
16-11-2013
Entre sombras o al descubierto. Con palabras duras o con adulaciones vestidas de afecto simulado.
Desde una página abierta de Internet o con un mensaje electrónico privado. La intriga trabaja con
modalidades diversas, siempre con la mirada puesta en el objetivo: imponer un punto de vista,
conseguir un ascenso, promover a un amigo, defenestrar a los “enemigos”.
La intriga es un fenómeno que acompaña la historia humana y que se da en pueblos y culturas
diferentes. Surge desde ambiciones y sueños de poder, desde rencores y rabias, desde odios y envidias,
a veces desde proyectos buenos pero defendidos con métodos deshonestos.
Quien sucumbe a la tentación de la intriga piensa, en ocasiones, que consigue una victoria, cuando en
realidad destruye su propia conciencia, daña a familiares, amigos o compañeros de trabajo, siembra
desconfianzas y promueve causas desde tácticas eficientistas.
Duele constatar cómo un ser cercano queda atrapado por la tentación de la intriga. Alguien que hasta
ahora caminaba sereno con esa honestidad que crea lazos y armonía, sucumbe poco a poco a un deseo
extraño de imponer sus proyectos con esa actitud de quien se esconde tras tirar la piedra.
Sobre todo, duele ser víctima de la intriga ajena. A nadie le gusta recibir un golpe traicionero de quien
es parte de la propia familia o de quien comparte el mismo techo de una oficina o una fábrica. A nadie
le agrada descubrir que ese político o banquero o científico que empieza a brillar ante los hombres ha
conquistado su fama con intrigas para desprestigiar a colegas y para promoverse sin méritos auténticos.
No siempre descubriremos esas maniobras de poder que tristemente caracterizan a ciertas personas que
participan en el drama humano. Más allá del daño que podamos recibir a causa de maquinaciones de
intrigantes sin escrúpulos, una respuesta de honestidad, de paciencia y de perdón sincero permite que el
corazón recupere espacios de paz y continúe ese trabajo diario a favor del triunfo de la verdad y la
justicia entre los corazones de las familias y los pueblos.