VERDAD O SUEÑO
Muchas veces, al llegar a este tiempo, me he preguntado si la fiesta que
como Iglesia celebramos es una verdad o un gran sueño.
Como Iglesia celebramos a Cristo Rey del universo.
¿Es verdad?
¿Es un prolongado sueño?
Utilizo la palabra sueño en cuando aspiración o deseo.
Reiteradas veces me pregunto dónde está, si es que es verdad, ese reinado
de Cristo.
Alcanza con mirar la realidad para que nuestra afirmación se llene de
interrogantes.
Pero, también mirando esta realidad de la que soy parte, me doy cuenta
que encuentro razones para descubrir que es un algo lejano a un sueño
para ser una sencilla verdad.
Todo depende de la realidad sobre la que pongamos nuestra mirada.
Una realidad nos hará saber que existen sobrados motivos para reafirmar la
esperanza
Una realidad nos hará saber que necesario se hace redoblar nuestros
esfuerzos.
Una realidad nos hará saber que estamos muy lejos de poder quedarnos de
brazos cruzados.
Miro a aquel hombre, sobreviviente de su abandono, producto de cuidados y
dedicación y no puedo dejar de saber que es verdad.
Miro a aquellos hermanos distanciados de la vida y fundidos en un calido
abrazo y no puedo dejar de creer que es vedad.
Miro esas manos solidarias que se tienden desinteresada y solidariamente
hacia los demás y no puedo dejar de convencerme que es verdad.
Miro a ese joven que vuelve a estar recluido por su necesidad de robar para
obtener lo que consume y me doy cuenta que debo redoblar esfuerzos.
Miro a ese joven que no logra distanciarse del alcohol que ingiere y me doy
cuenta que debo redoblar esfuerzos.
Miro las ventanas y puertas reforzadas por rejas y me doy cuenta que no
puedo quedarme de brazos cruzados.
Miro los calzados colgados de los cables del alumbrado público y me doy
cuenta no puedo quedar de brazos cruzados.
Miro las búsquedas de muchos en pos de una mayor fidelidad para con su
compromiso y me doy cuenta que es verdad.
Miro a esas personas que saben hacerse un tiempo para brindarlo a los
demás y me doy cuenta que es verdad.
Miro a esa persona dichosa de poder ser útil comprometiéndose con los
demás y me doy cuenta que es verdad.
Miro a esas personas dispuestas a ayudar para que se pueda ayudar y me
doy cuenta que es verdad.
Es evidente que no puedo buscar en las grandes cosas a quien es como la
levadura o la sal.
Es evidente que no puedo buscar entre los grandes nombres sino que debo
buscar entre esos muchos que hacen sin interesarse de que la mano
derecha se entere de lo que hace la izquierda.
Es evidente que no puedo pretender que los destinatarios de la acción sean
los renombrados de nuestro hoy sino esos que, por su necesidad, se saben
necesitados de Él.
Es evidente que no puedo pretender encontrarlo entre las nubes del boato y
los ritos aparatosos.
Debo pretender encontrarlo entre quienes son capaces de compartir lo poco
que poseen y lo mucho que son.
Es evidente que no puedo pretender hallarlo entre quienes se refugian en la
seguridad de la rutina o en las comodidad de lo prefabricado.
Debo pretender encontrarlo entre los que poseen la audacia de buscarlo y la
osadía de arriesgarse.
¿Verdad o sueño?
No puedo detenerme a mirar la mitad vacía del vaso.
Mirando esa mitad llena es que me digo que es verdad.
Que puede ser mas evidente verdad en la medida en que me anime a correr
riesgos por buscarlo y ser útil.
Que no puedo conformarme con lo logrado puesto que todo me hace saber
que hay mucho más por realizar.
Padre Martín Ponce de León SDB