Violeta humilde
Humilde Violeta del Señor
plantada en el jardín del Carmelo,
creciste y floreciste en ese suelo
por el que suspiró tu corazón.
Florecita de Jesús simple y sencilla
pequeñita entre tantas otras flores,
tu corola se abrió en todos sus colores
y esparciste entre alegrías y dolores
el exquisito perfume de la caridad.
Tus hermanas dijeron: ¿ Qué diremos
De ella cuando muera, pues no vemos
Cosas extraordinarias? ¡Solo es buena!
Y es que Tu, pequeña, flor escondida
solo dejaste el olor del gran Amor
en la entrega generosa de tu vida.
Como diminuta violeta te perdiste
en el común verdor de la existencia
y en el silencio humilde de tus días
habló a tu corazón con urgencia
el sacrifico y la caridad sin reservas.
Hna. Teresa de Jesús y de la Niña María