Mirra
Padre Pedrojosé Ynaraja
Vengo escribiendo sobre animales y plantas que aparecen en el Cantar de los
Cantares y debo ser fiel. Hoy esta labor la realizo mientras preparo la celebración
de Navidad. Desearía, en este escrito, ser leal a las dos cosas. La mirra aparece en
el evangelio de Mateo ofrecido como regalo al Niño por unos magos llegados del
Este. En otros lugares también se menciona esta substancia, especialmente en el
de la Pasión del Señor, como posible narcótico, mezclada con vino, y como perfume
para embalsamar, junto al áloes, su cuerpo. De estas dos alusiones, deducimos que
se trata de un preciado y exótico perfume y de una substancia propia de la
farmacopea popular, con supuestas propiedades anestésicas.
Cuando me preguntan qué es la mirra, contesto a mi vez con otra ¿qué es el
aguardiente?. Era tan inexacta la definición de esta bebida alcohólica, que para
entenderse, se le llama orujo, brandy, whisky, tequila, etc. todas ellas
aguardientes.
De Jerusalén tengo mirra líquida, de suave olor. Mirra en pedruscos o en polvo.
Estas dos últimas presentaciones, para gozar de su aroma, debe uno calentarlas,
como en el caso del incienso.
El día de Reyes, a la hora del ofertorio, les enseño a los niños unas moneditas de
oro que, después de observarlas, las ponen cerca de la imagen del Niño. A
continuación el incienso y les invito a que lo depositen en un braserito eléctrico.
Todos gozamos de su perfume y contemplamos el humo, que se eleva cual una
oración al Altísimo. En una ampolla, les doy la mirra líquida, la huelen ellos con
curiosidad, les gusta, después la dejan junto a los otros dones.
Preguntándonos seriamente qué es la mirra, debo contestar: es la resina que
espontáneamente desprende un arbusto, la de mejor calidad, o que se acelera su
obtención hiriendo el tronco del arbolito para recoger la savia y que, según dicen,
es de inferior calidad. La planta se identifica, generalmente, como la commiphora
myrra u otra semejante la commiphora abyssinica. Llegaban al Israel bíblico,
procedentes de lo que hoy llamamos Arabia, Somalia o Etiopía. Tierras lejanas e
ignotas, lo que aumentaba su precio. En el microclima de Ein-Guedi, se inició el
cultivo de substancias aromáticas, que se extinguió con la destrucción de Jerusalén.
Hoy, allí, queda el recuerdo y restos de una sinagoga.
¿Me he olvidado del Cantar? De ninguna manera. Aparece tres veces. En 3,6, al
comentar la llegada de la comitiva real, se dice: “¿qué es eso que sube del
desierto, cual columna de humo sahumado de mirra…” y en 4,6, después de
describir la belleza de la amada, decide el joven querido: “cuando sople la brisa y
corran las sombras por el suelo, me subiré al monte de la mirra…” en 5, 5, “me he
levantado para abrir a mi amado y mis manos destilaron mirra, mirra fluida mis
dedos… sus mejillas, eras de balsameras…”. En 5,13, sueña la amada e imagina la
belleza de ser más querido “sus labios son lirios que destilan mirra fluida...”
El lenguaje es erótico, no morboso, pese a lo que puedan parecer las frases. El
amor enraíza en lo corporal, se eleva a lo espiritual, abierto, si es auténticamente
humano, a lo Trascendente.