Voz del Papa
La fiesta de la confianza
José Martínez Colín
1) Para saber
El papa Francisco invitaba a reflexionar sobre la Navidad como
la fiesta de la confianza y de la esperanza, en que se superan todas
las inseguridades y el pesimismo. Y la razón para ser optimistas es
que… “¡Dios está con nosotros y Dios se fía todavía de nosotros!
Pensadlo bien: ¡Dios está con nosotros y se fía todavía de nosotros!”
En este tiempo se nos recuerda que Dios elige habitar junto a
nosotros y así se deja encontrar por el hombre. Por tanto, la tierra
no es solo “un valle de lágrimas”, sino el lugar donde Dios mismo ha
puesto su casa, es el lugar del encuentro de Dios con el hombre, de
la solidaridad de Dios con los hombres.
2) Para pensar
Se cuenta que un día, una madre paseaba con su pequeña
hija, frente a un jardín público en donde abundaban los rosales.
Había rosas de todos colores, todas muy hermosas. La niña se
detuvo a observar una rosa: - Mira mamá, está llorando.
- Pero Laurita, las rosas no lloran, contestó su madre.
- Sí, esta rosa está llorando mamá, ¡Mira, tiene gotitas!
- Son gotitas de rocío, hijita.
- Son lágrimas mamá y yo sé por qué llora.
- ¿Por qué?- preguntó la madre. “Porque tiene clavadas todas esas
espinas, mamá. Le han de doler mucho, por eso llora la rosa,
¡pobrecita ha de sufrir mucho!”
La madre sonrió con ternura ante el inocente comentario y le dijo:
- No sufre Laurita. Todas las rosas tienen espinas y no les duele.
- ¿Pero tú cómo sabes que no les duele?
Cerca de allí estaba un viejo jardinero, que había escuchado la
conversación y se acercó a ellas: “Querida niña, ¿quieres saber por
qué las rosas, siendo tan bellas, tienen estas espinas tan filosas?”
- Sí señor, quiero saber.
- Te lo diré. Las rosas tienen espinas, para que al tocarlas nos
pinchemos los dedos...
- ¿Pero por qué? - replicó la niña.
- Para que nunca olvidemos lo que duele un pequeño pinchazo...
¡Duele bastante! Si un pequeño pinchazo duele así, imagina lo que
ha de doler que le pongan a uno una corona hecha con espinas, en
la cabeza.
- ¡Oh, eso ha de ser horrible, quién podría soportarlo! - dijo la
pequeña.
- Hubo un hombre, que soportó una corona de espinas en su
cabeza, además de clavos en sus manos y sus pies. Ese hombre,
llamado Jesús, sufrió todo eso por amor a ti y a mí. El pagó así por
nuestros pecados, para que podamos ir al cielo. Por eso, cada vez
que veas una rosa… que su belleza te recuerde el acto de amor de
Jesús, y, sus espinas, todo el dolor que sufrió por ti. Porque tanto
amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el
que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).
3) Para vivir
El Papa consideró que Dios ha querido compartir nuestra
condición humana hasta el punto de hacerse uno con nosotros en la
persona de Jesús, que es verdadero hombre y verdadero Dios. Pero,
señaló, hay algo todavía más sorprendente: La presencia de Dios en
medio de la humanidad no se ha dado en un mundo ideal, sino en
este mundo real, marcado por cosas buenas y malas, por divisiones,
maldad, pobreza y guerras.
Él ha elegido habitar en nuestra historia con todos sus límites
y dramas. Así ha demostrado su misericordia y amor hacia las
criaturas humanas. Agradezcámosle al Señor su amor viviendo estos
días más unidos a Él.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )