Al Presidente extremeño Sr. Monago, sobre el aborto
Sr. Monago. Sus palabras sobre el aborto, me han dejado malestar como
mujer, como madre y como extremeña. La vida es un valor innegociable.
Quiero creer que usted hablaba literalmente; que, sencillamente,
quería decir que a ninguna mujer hay que obligarla a que se quede
embarazada. Pero, como eso es un hecho, todo el mundo entiende que
usted quiso decir que defiende el aborto, contrariamente a lo que ha
dicho en otras ocasiones. Esas palabras no se pueden pronunciar desde
la inteligencia ni el corazón, sino desde la cerrazón de una ideología
ciega; o desde un interés egoísta; o desde la ofuscación que pueda
producir una bebida quizá más abundante de lo común en un día de fin
de año. Es que, cuando se habla de aborto, Sr. Monago, nos referimos a
la muerte violenta de un ser humano inocente en el seno de su madre.
Quiero creer que usted defiende la vida y que le gustaría un gran
consenso a favor de los no nacidos y de sus madres, que son la otra
víctima del aborto. Sus palabras, aparecidas en la portada de
periódicos, nos han disgustado a muchos que confiábamos en nuestro
presidente como hombre justo. ¿No entiende, Sr. Monago, que las
mujeres empezamos a ser madres con el embarazo de nuestros hijos, y
que es un punto de no retorno? A una mujer que abortó hace diez años,
le oí decir: "Nos mienten con el aborto. Lloro todas las noches. No lo
puedo olvidar. ¡Era mi hijo! "
Josefa Romo