¿No volverá a ocurrir?
P. Fernando Pascual
4-1-2014
Lo escuchamos o lo decimos con seguridad, desde lo más profundo del alma: “no volverá a ocurrir”.
Porque nos duele lo que pasó. Porque deseamos que se tomen medidas inmediatas para arreglar las
cosas. Porque suponemos que a partir de ahora todo será diferente.
Pero el mundo es mucho más complejo y rompe los esquemas de nuestros deseos e imaginaciones.
Porque después de haber puesto un paso a nivel volvió a ocurrir un accidente en el mismo lugar.
Porque pensamos que el jefe de trabajo había aprendido la lección y mañana nos sorprende con una
nueva decisión ingrata. Porque nosotros mismos somos volubles, inconstantes y egoístas...
A pesar de todo, deseamos un mundo con menos errores, con menos desperfectos, con menos malicia;
un mundo seguro, transparente, con reglas claras y con corazones abiertos al bien, la verdad y la
justicia.
Ese mundo, al final tenemos que reconocerlo con pena, no existe. Es cierto que algunas decisiones,
incluso radicales, han mejorado las cosas y han prevenido daños. Pero también es cierto que otras
decisiones, orientadas precisamente a promover seguridades, han sido contraproducentes: o porque
fueron precipitadas; o porque quienes deberían aplicarlas carecen de la necesaria prudencia o son,
tristemente, deshonestos; o porque algunos aprenden en seguida a burlar las nuevas normas y siguen
actuando maliciosamente.
Por eso, en muchos casos llegará ese día en el tendremos que reconocer que aquello que tanto
temíamos volvió a ocurrir. Nos dolerá mucho, por el daño que sufrimos o por ver a otros gravemente
perjudicados. Nos dolerá, sobre todo, al descubrir que los males reaparecen una y otra vez en la vida
humana.
A pesar de todo, no hay que desanimarse. Aunque los males se repitan, aunque sobreviven mentes
maquiavélicas que preparan trampas a lo largo del camino, podemos hacer propósitos firmes y realistas
orientados a promover ese poco (o ese mucho) de bien que está en nuestras manos. Luego, miraremos
al cielo y confiaremos en Dios, que es quien dirige los caminos de la historia humana y es capaz de
superar el mal con bienes insospechados y maravillosos.