BARUJ ATA ADONAI
Padre Pedrojosé Ynaraja
BARUJ ATA ADONAI
Bendito seas, Señor el desconocido y buscado por las gentes, las descontentas de
vivir e insatisfechas de sí mismas, sin que logren dar sentido a su existencia.
Bendito seas porque escogiste a unos esposos, aparentemente unos de tantos, que
eran santos y esto no lo es cualquiera. Los elegiste para que engendraran a una
Niña, supuestamente como todas, aunque no lo fuese en realidad. La llamaron
María. La chiquilla creció arropada en su amor, sin saber que otro Amor la había
colmado de Gracia.
BARUJ ATA ADONAI
Bendito seas, Señor valiente y arriesgado, porque te atreviste a proponer tus
planes a la que ya era una jovencita, comprometida con un hombre, aunque mucho
más contigo. Libre para la fidelidad, servidora de su Dios. Y te dijo que sí, Oh
maravilla. Sencilla y asombrosa fue la respuesta, por lo que a ella y a todos
implicaba
BARUJ ATA ADONAI
Bendito seas, Señor, consecuente y coherente, porque proseguiste con Ella, tus
planes de Amor. No la ab andonaste, ni quedo solitaria. Lo tenías todo previsto. Su
compañero José, marido fiel y discreto, siguiendo tus indicaciones, la tuteló y
posibilitó que continuara lo que habías decidido desde la eternidad, al comprobar la
turbia malignidad de los humanos.
BARUJ ATA ADONAI
Bendito seas, Señor grande, porque el mayor y mejor proyecto para la humanidad
por Ti tan querida, el más precioso regalo, se lo ofreciste, nos lo ofreciste, como
don pequeñito. Una criaturita que nació un día cualquiera en Belén. Menudita como
todas, que llora, mama, se ensucia, pronto empieza a mirar, fijarse y sonreír…
maravillosa, como cualquier otra. Pero era singular instrumento indispensable de
salvación, pieza única, pero entonces, pocos lo supieron, comprendieron y
aceptaron.
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Bendito seas, Señor, por ofrecernos este precioso parvulito al que saludaron
sencillos e ignotos pastores. Luego dos viejecitos, Simeón y Ana, que en el Templo
permanecían sin haber perdido la Esperanza y en su emotivo encuentro adelantaron
el anunc io de sublimes misterios. Más tarde magos llegados de tierras lejanas,
conducidos por un astro que solo ellos supieron interpretar, con sus simbólicos
dones subrayaron la importancia del Nino.
BARUJ ATA ADONAI