ALERTA NARANJA
Salto, al igual que Mercedes, suele tener el privilegio de las máximas.
Ya en verano como en invierno las máximas, por lo general, las poseen
alguno de esos lugares del territorio nacional.
Desde Navidad hasta la fecha, salvo unos muy pocos días, hemos vivido
bajo alerta naranja debido a la ola de calor.
Ola de calor que disminuye un poco luego de un alerta naranja por alguna
tormenta de viento, lluvia fuerte algo de granizo.
El clima ha cambiado y, un poco entre todos, lo notamos claramente.
El clima ha cambiado y es casi un hecho incuestionable.
Pero, me parece, se debería establecer un sistema de colores para nuestra
vida.
Deberíamos, como en estos días, vivir bajo un constante alerta naranja.
El ser humano es un ser en una constante relación pero, allí se debe
establecer la alerta naranja, vivimos, cada vez más, en un creciente
individualismo.
Creo que todo comienza con el gran culto que se le brinda a la persona.
La persona y sus logros.
La persona y su potencialidad.
La persona y sus avances.
Todo ello es real pero……… no se puede quedar en la persona.
Necesario se hace elevar la mirada para aceptar que todo ello es posible
gracias a Dios.
Pero el ser humano se ha quedado en la persona. Ha pensado que puede
prescindir de Dios en la tarea de la construcción de su historia.
Es entonces, que todo se centra en el yo y sus potencialidades.
No son necesarios los demás.
No vale la pena mirar en otras direcciones para construir su historia.
Perecería como que cada uno, que es dueño de su historia, puede valerse
por si mismo sin tener en cuenta a los demás.
Los demás son solamente útiles en cuanto pueden servir para conseguir o
conquistar los intereses particulares.
Los demás son utilizables y no servibles.
El ser humano, allí se debe establecer la alerta naranja, es una realidad de
cuerpo y espíritu.
Parecería como que hoy todo se limita a lo corporal.
Lo único que importa es aquello que ayuda y sirve al bienestar corporal.
Ya no importa tanto el estar bien sino que todo se centra en el bienestar.
El bienestar va íntimamente ligado al confort y todo pasa por allí.
El ser humano ha dejado de valer por lo que es y ha pasado a valer por lo
que posee.
Lo que vale y sirve es lo que vende y nada importa tanto como ello.
Nada importa con tal de conseguir lo que se quiere y desea para demostrar
poder.
Esto lleva a, se debería establecer la alerta naranja, cualquier medio es
valioso para poseer más y más.
Esta realidad nos ha llevado a que nuestras relaciones posean como
instrumento de comunicación a la violencia.
Es esa violencia de vivir crispados o vivir con miedo porque desconfiando.
Lejos de habernos acostumbrado a convivir con estas realidades
deberíamos vivir con alerta naranja por todo esto.
Sí, debemos cuidarnos de no vernos influidos por esta forma de mirar la
vida que nos lleva a mirarnos, poseer y desconfiar.
Allí no hay mucho lugar para la solidaridad, la entrega y la confianza.
Allí no hay mucho espacio para el disfrute de esas experiencias que nos
gratifican como seres humanos y nos enriquecen en cuanto personas.
El ser humano transita por caminos que no permiten la felicidad.
No permite el disfrute de esas pequeñas cosas que tanto bien hacen a lo
esencial de la persona en cuanto tal.
Nuestra vida está atiborrada de pequeñas cosas a las que no se pueden
ignorar ya que ellas son las que nos hacen crecer y disfrutar de una vida
donde no faltan las razones para el gozo.
Es muy difícil cambiar los objetivos de una vida cuando todo nos está
haciendo mirar en una determinada dirección.
Por ello, lo primero, debe ser vivir bajo una constante alerta naranja.
Padre Martín Ponce de León SDB