Voz del Papa
La luz de la fe (III)
José Martínez Colín
1) Para saber
Hemos reflexionado sobre la necesidad y el nacimiento de la
fe a partir del encuentro con Dios que nos revela su amor . A
continuación el Papa Francisco en su encíclica pone en relación la fe
con la escucha. Como ejemplo nos recuerda cómo Dios habló a
Abrahán quien supo escucharlo, aun sin verlo.
Así se nos muestra que la fe es la respuesta de quien escucha
la palabra de Dios. Una palabra que va dirigida a cada uno
personalmente. Hoy esa Palabra también es dirigida personalmente
a cada uno de nosotros y hemos de saber responder.
Dice el Papa que lo que se “pide a Abrahán es que se fíe de
esta Palabra”. Porque si el hombre no cree a Dios, entonces dirige
su creencia a otro “ídolo” construido por el mismo hombre. Pero ese
“ídolo es un pretexto para ponerse a sí mismo en el centro de la
realidad” (n. 13). En esta vida, a fin de cuentas, o escogemos a Dios
o nos escogemos a nosotros mismos.
2) Para pensar
Un ateo argumentaba que no creía porque no había visto a
Dios. Pero alguien le sugirió: Con esa lógica tampoco habría que
aceptar la existencia de la inteligencia, pues nunca la hemos visto.
Pero así como vemos los efectos de la inteligencia, como los
inventos y artefactos, así también vemos los efectos de Dios, como
la creación de mundo y las estrellas.
Hablando de la fe, en una intervención, decía el papa Juan
Pablo I: “Mi madre me decía cuando yo era mayor: «De pequeño
estuviste muy enfermo; tuve que llevarte de un médico a otro y
velar noches enteras: ¿me crees?» ¿Cómo habría yo podido decir:
«Madre, no te creo»? Pero sí que creo, creo lo que me dices, mas te
creo especialmente a ti. Y así ocurre con la fe. No se trata sólo de
creer lo que Dios ha revelado, sino a Él, que merece nuestra fe, que
nos ha amado tanto y tanto ha hecho por nuestro amor”.
3) Para vivir
“La fe es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el
valor de fiarse y confiarse” (n.14). Y si nos podemos fiar de Dios es
porque sabemos cuánto amor nos tiene. Tanto que nos envió a su
Hijo para ser salvados. Por eso la fe cristiana está centrada en
Cristo, en confesar que es Dios y ha resucitado. Dice el Papa
Francisco que “la fe cristiana es, por tanto, fe en el Amor pleno… la
fe reconoce el amor de Dios manifestado en Jesús como el
fundamento sobre el que se asienta la realidad y su destino último”
(n.15).
Y la prueba de que podemos fiarnos del amor de Cristo se
encuentra en que dio su vida por nosotros. Por eso al ver un
crucifijo nuestra fe se refuerza.
Ojalá que no falte en nuestros hogares una cruz que nos
recuerde el amor de Dios y cada vez que la veamos en la casa o en
el templo fortalezca nuestra fe y le agradezcamos su sacrificio.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )