Los secretos de Ashton Kutcher
P. Adolfo Güémez, L.C.
El año pasado, Ashton Kutcher ganó el mayor galardón de los «Teen Choice Awards». Con
un auditorio repleto de adolescentes, todos esperaban que les dirigiera unas palabras
endulzadas y halagadoras. Y no fue así. Decidió hacer un discurso valiente y retador. Habló
apenas cuatro minutos, pero con un fondo muy poderoso.
Lo primero que dijo es que en Hollywood existen muchos secretos para tener éxito, pero
que él se sentía un fraude. «Mi nombre no es ni siquiera Ashton. Ashton es mi segundo
nombre. Mi primer nombre es Chris.» Él lo cambió a los 19 años, cuando se convirtió en
actor.
Pero es justo en esos primeros 19 años, cuando aprendió tres secretos maravillosos que esa
noche quiso compartir con su auditorio.
El primero es lo que significa tener oportunidades. A veces pensamos que algunas personas
tienen suerte y otras no. Que las oportunidades vienen y van, y que el éxito consiste, en
gran medida, en estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Pero no.
«Yo creo que oportunidad se parece mucho a trabajar duro. Cuando tenía 13 años tuve mi
primer trabajo con mi papá, cargando tejas hasta el techo, luego conseguí trabajo lavando
platos en un restaurante, después en un supermercado, y luego en una fábrica, barriendo
polvo de cereales del piso. Y nunca tuve un trabajo en mi vida que fuera poca cosa para
mí.»
«Siempre tuve la suerte de tener un trabajo –asegura–, y cada trabajo que tuve era un
escalón para el siguiente. Pero nunca renuncié a ningún trabajo hasta que había sido
contratado en otro. Así que, las “oportunidades” son como un sinónimo de “trabajo”.»
En un mundo como el de Hollywood, escuchar esto es muy potente. No hay que esperar a
que alguien «me descubra». Debo luchar, luchar y luchar. Sin importar lo que la gente
pueda decir o pensar.
Pero aún más potente es el segundo secreto: cómo ser sexy.
En cuanto Ashton mencionó la palabra sexy, miles de niñas gritaron entusiasmadas.
Comenzó así: «Lo más sexy en el mundo entero es ser verdaderamente inteligente. Y ser
considerada. Y generosa.» De acuerdo, de acuerdo, pudieron pensar algunas. Pero ahora
háblanos de ropa, música, poses, palabras. ¡Pues no!
Continuó con fuerza: «Todo lo demás es basura. ¡Se los prometo! Es sólo basura que la
gente quiere venderte para hacerte sentir menos, así que no lo compres. Se inteligente,
considerada y generosa.»
¡Vaya bofetón al establishment de su propio mundo! Un sistema que las más de las veces
nos enseña a vivir de apariencias, no de contenido y profundidad.
Por último, el protagonista de la película Jobs , dijo que, durante su filmación, volvió a
aprender algo que había olvidado.
El fundador de Apple decía que cuando la gente crece, uno tiende a pensar que el mundo es
así y punto, que no hay nada que cambiar. Que estamos llamados a vivir nuestra vida dentro
de él, cuidando de no meternos en demasiados problemas: estudiar, trabajar, hacer dinero,
formar una familia. ¡Y basta!
«Pero la vida puede tener un horizonte mucho más amplio cuando te das cuenta de una
simple cosa: que todo lo que te rodea, y que llamamos “vida”, fue hecho por gente que no
son más inteligentes que tú, y, por lo tanto, tú puedes construir tus propias cosas, puedes
construir tu propia vida, en la que otros también puedan vivir.»
Una invitación valiente ésta de Kutcher, que no dudo le haya traído algunos contratiempos
o malentendidos. Pero no tantos como la esperanza que sembró en miles de corazones
jóvenes, necesitados de alguien que les diga que no se conformen con lo que otros quieren
que sean.
aguemez@legionaries.org