Leopardos
Padre Pedrojosé Ynaraja
¿A qué enamorado se le ocurriría imaginar a su amada entre fieras salvajes? ¿qué
significado, que enseñanza puede sacarse, de imaginar a esta preciosa criatura,
entre tales animales?
No recuerdo haber visto nunca un leopardo. En fotografías, desde luego que sí,
como todo el mundo. Para nosotros se ha convertido ya en animal de zoológico. En
Israel, en antiguos tiempos bíblicos, sí que vivía el ágil gran gato, habitando por la
cordillera del Líbano. La gente por un lado los consideraba una degradación del rey
de la selva. Un león manchado, significa su nombre. Es un animal rápido y astuto.
Engaña escondiéndose, permaneciendo quieto en silencio largo tiempo, hasta que
se acerca, sin tomar precauciones, su presa, salta de inmediato sobre ella
clavándole sus colmillos certeramente y después se la come entre las ramas de
algún árbol para que nadie ose arrebatársela. Esta una de sus cualidades: trepar
por los árboles con suma facilidad. Como los rebaños no pastaban por aquellas
alturas, no era el leopardo un animal especialmente peligroso, así que no se sentía
por él, demasiada antipatía. Y, tal vez por sus potencialidades, causaba cierta
admiración.
Isaías en su clásica visión de los tiempos mesiánicos, dice que pacerán juntos
leopardos y corderos. ¿Quién desea una paz mejor simbolizada?
El único lugar del Cantar donde aparece nuestro felino, es el siguiente: “Ven del
Líbano, novia mía, ven del Líbano, vente. Otea desde la cumbre del Amaná, desde
la cumbre del Sanir y del Hermón, desde las guaridas de leones, desde los montes
de leopardos.(4,8).
Se alude con frecuencia a la misoginia de la Biblia. Yo contesto de inmediato que se
trata del menos misógino de las producciones literarias de aquellas tierras y de
aquellos tiempos. Y hasta ahora, nadie me ha llevado la contraria, así que opino
que será verdad. Lo que puedo añadir, es que una cosa es el texto y otra la
aplicación o las glosas que de él se hacen. A veces más que acordarse del escrito
revelado, se recuerdan las ilustraciones de los libros o las pinturas o esculturas de
los artistas. Que, tratándose de occidentales, se permiten la libertad de plasmar
como ellos se imaginan el episodio en sus pinturas o tallas y este antojo lleva
muchas veces a errores..
(ejemplos, pese a que no correspondan a este libro, son las imágenes de Pablo
derribado de un caballo, Pentecostés donde solo aparecen los apóstoles y la Virgen,
o Emaús donde solo acompañan en la mesa los dos discípulos. ¡ Mal lo hubiera
pasado el Señor, si aquella casa hubiera estado deshabitada y la cena y el descanso
dependiera de los dos varones deprimidos).
Vuelvo al Cantar. A la Amada se la imagina su enamorado entre las fieras.
Difícilmente, en estas circunstancias, se tratará de una mujer abobada, sumisa y
torpe. O de una de aquellas mujeres que uno piensa que son tan pobres, que solo
son guapas y que de serlo se sienten ya satisfechas. La figura femenina de este
poema la debemos emparentar con la de Judit, Ester, Rut o la profetisa Hula.
Recordándolas uno no se atreverá a afirmar que la Biblia es misógina.