Vezelay
Padre Pedrojosé Ynaraja
Fue casual mi primera visita a esta maravillosa basílica. Salidos de un percance,
que no llegó a ser accidente y yendo de Lyon hacia Bélgica, seis monjas y yo de
conductor y sacerdote, en un determinado momento, apareció a la derecha de la
carretera un cartel del que solo pude leer el nombre. De inmediato le dije a la que
iba a mi lado, con la Guía Azul, que buscara y nos leyera lo que pusiese. Sabía que
era un lugar importante, sin recordar en ese momento nada en concreto. De
inmediato aparecieron las palabras tímpano y nártex y supe identificar la abadía.
Además del libro aludido llevábamos una brújula. Libro y compás son suficientes, si
uno sabe usarlos, para viajar orientarse y llegar término. Teníamos ambas cosas,
así que primero paramos en Saint Lazare y a algo así como 4km, al pie de la
colina, de nuestra improvisada meta. Un letrero nos invitaba a dejar el vehículo y
acercarnos andando. Así lo hicimos y lo he hecho también cuando he vuelto.
Situada la abadía en la Borgo￱a, su nombre exacto es “Basilique de Sainte Marie
Madeleine de Vezelay”. Allí depositaron las reliquias de la “santa pecadora”. Según
cuentan, para evitar la posibilidad de profanación por los sarracenos. Esta excusa
era motivo de justificación para poseerlas y dar fe de su autenticidad, frente a las
razones de de los de Saint Maximin, lugar donde está su sepulcro. He visitado
también esta catedral situada a los pies del “massif de la Sainte-Baume” cerca de
Marbella, en tierras provenzales. Hoy no me toca dedicar ni una sola línea a esta
polémica. Lo que he escrito, es para que, al margen de sus valores arquitectónicos,
que los tiene en gran medida, vaya por delante que, para entender y
compenetrarse con el lugar, es preciso iniciar la visita descendiendo a la cripta,
donde reside el corazoncito y hasta el cerebro del conjunto. El primer acierto de
este recinto es que el lugar central y cabecera, lo ocupa el Sagrario. Y confieso que
siempre que he ido, he visto personas arrodilladas orando. Detrás, diseñada y
hecha con elegancia, está la urna, un letrero y hasta una explicación para el que no
esté informado. Como en otros momentos he dicho, no creo en la autenticidad de
estas reliquias, lo cual no quiere decir que no esté convencido que allí hay algo muy
fidedigno y que estimula mi emoción y me adentra siempre en la reflexión. María, la
de Mágdala, es signo, símbolo, de la mujer pecadora, y ¿quién no lo es, excepto la
Virgen, madre de Jesús?. En este aspecto todos nos parecemos a ella. Pero también
lo es de los que aman de verdad y ¿Quién no quiere saber y poder hacerlo?.
El silencio y el fervor en este ámbito es sobrecogedor y uno se entrega con facilidad
a la oración aunque disponga de poco tiempo. Y aunque ni crea que allí están los
restos, vuelvo a repetirlo, ni que la compañera de fatigas de Jesús y los apóstoles,
y en el Calvario consolara de su misma Madre, hubiera sido, antes de conocerle una
prostituta. La morbosidad de nuestros tiempos se regocija desenterrando viejas
leyendas e ignorando otras.
Citaré detalles atractivos del edificio. Aquí San Bernardo de Claraval, un domingo
de Pascua, predicó por indicación del Papa, la Segunda Cruzada, en presencia de
los reyes, nobleza y plebe enfervorizada.
Por su situación geográfica y por el contenido espiritual, era uno de los lugares de
inicio de la peregrinación a Compostela, que partiendo de aquí y dirigiéndose hacia
el sur, pasando por Limoges, avanzaba, enlazaba y aceptaba otras veredas, hasta
unirse a las otras y llegar a Puente la Reina, ya en Navarra. Desde este lugar el
camino francés, como así se le llama, ya era único. Esta referencia a Santiago
todavía perdura. Lo recuerdan inscripciones y plegarias. Fue aquí donde por
primera vez, pude comprar un ejemplar del “c￳digo calixtino”, por supuesto en
francés.
Un detalle que para muchos resultará indiferente, a mí me encanta desde la
primera visita, por los años 60. En un discreto lugar y de tamaño natural, hay dos
tallas que representan a un peregrino y a un rover-scout, este último con su
correspondiente bastón horquilla en la mano. El peregrino, a Compostela, a Lourdes
o a donde sea, se purifica por el camino, aprende y se relaciona con tantos otros
que marchan siguiendo el mismo itinerario, con semejantes buenas intenciones,
creciendo en sociabilidad, comprensión de los demás, esperanza de llegar a la
meta, símbolo de la Meta que espera también pueda lograr. Dos muestras de
espiritualidad moderna, la del peregrino y la del que escoge la espiritualidad del
movimiento scout, pese a que ahora lamentablemente se hable poco de esto.
Supe que se recordaba en la basílica la leyenda de Santa Eugenia en un relieve y no
cejé hasta encontrarlo. Cuenta el relato que esta joven huyó del matrimonio
proyectado por sus padres y, disfrazada de varón, se hizo monje. Lo fue con tal
acierto, que llegó a ser abad y gozó de cualidades curanderas. Una de sus pacientes
se enamoró de tal manera de él, o mejor dicho de ella, que no la dejaba vivir en
paz, llegando un día a denunciarlo, o denunciarla, por haber supuestamente
abusado de ella. Eugenia entonces desabrochándose el hábito le mostró el pecho,
diciéndole: ¿pero no ves que tu y yo somos iguales?. Mi interés por esta
representación que está en un capitel, es puramente anecdótico y personal.
Empecé mi ministerio parroquial en Santa Eugenia de Berga y lo ejerzo, y supongo
será el último lugar, en Santa Eugenia del Congost.
Si llegar a ciertos lugares impresiona por la belleza de los paisajes que se
contemplan o por la majestuosidad de la edificación y Vezelay es uno de estos
clásicos ejemplos, debo advertir que se la considera la basílica monacal más bella
del mundo y que, por supuesto, la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad,
en 1979. Sin desdeñar lo dicho, lo que más me satisface, es la profundidad
espiritual que se respira. Creo recordar que desde donde se deja el coche hasta la
entrada, el tramo es de unos 400m. Se recorre la empinada calle con espíritu de
peregrino, aunque no lo tuviera previsto. No encuentro parangón más que en
Santiago y en Asís, que también me encantan.
Si fue el primer lugar escogido por San Francisco para su primera fundación en
tierra Francesa y ha sido aposento la población de comunidades benedictinas, hoy
perdura la dinámica religiosa asegurada por una comunidad monástica de corte
moderno y por ser uno de los lugares predilectos del movimiento católico de los
“Scouts de Europa”.
A imitación del de de Compostela, tiene Vezelay su cruz Montjoie, el primer lugar
desde donde se divisaba la basílica objeto de su viaje y le llenaba de gozo .
No he hablado del nártex, ni del tímpano, ni de la bóveda, ni de tantas cosas que
con sus correspondiente magnitudes describen las guías o encuentra uno en
Internet. No las desdeño, ni mucho menos, pero trato de describir aquello que,
siendo de menor valor cultural o turístico, entraña valor cristiano.
(quiero corregir un error de la semana pasada, debía haberlo dicho. Perpignan no
pertenece a la Provenza, como el contexto podía hacer suponer. Es la capital del
Rosellón, muy unidas ambas comarcas históricamente y para mí muy cercanas)