TESTIMONIOS PIADOSOS DE CELEBRACIÖN
Padre Pedrojosé Ynaraja
Ya que se se acerca la Semana Santa y sin que lo que diré sea dispar de lo que
venía explicando, cambiaré un poco mi relato. Si, como tantas veces repito, la
cultura europea solo se entiende conociendo los monasterios y las grandes
catedrales donde se incubaba el saber y religiosidad que circulaba en gran parte por
los torrentes que se dirigían a Compostela, no se puede ignorar un sentimiento que
nunca se olvido del todo. Se trata de la visita al Santo Sepulcro, donde el Señor
resucitó. Los relatos de nuestra peregrina Egeria, los del de Burdeos y los del de
Piacenza, por citar los clásicos, mantenían el ensueño de las piadosas gentes. San
Francisco que quiso lograrlo, se atrevió a dejar un “retén”, lo que hoy llamamos
Custodia de Tierra Santa. Custodiaba piedras y peregrinos, les acompañaba y
protegía, bajo férrea disciplina. Según cuentan a San Ignacio de Loyola le metieron
en el “cuarto de las ratas” `por desobedecer en algún tiempo a los guías que desde
el puerto les acompañaban a Jerusalén.
Visitar Tierra Santa era peligroso por ser posesión musulmana y caro al bolsillo del
pobre. Los franciscanos para satisfacer la piedad de cualquier hijo de vecino,
simularon el camino de Jesús en sus últimos días, estableciendo los Vía-Crucis en
muchos núcleos. Pongo un ejemplo que conozco bien. El peregrino proveniente de
la Provenza o el Rosellón, al llegar a un paso un poco elevado de su camino se
encontraba a la derecha una fuente, un refugio y una iglesia y a la izquierda,
aprovechando un pequeño promontorio y acotando la subida con unas cruces, un
“calvaire”. El que vivía por aquel paraje o el mismo peregrino, se elevaba rezando
poco a poco hasta llegar a la cima donde tres cruces la del centro de mayor
tamaño, recordaban el Calvario donde el Señor murió. Saciada su sed y su devoción
continuaba su marcha esperanzada. He estado recordando “Font Romeu” en el sur
de Francia. Más rudimentariamente, por otras poblaciones, unas cruces de madera
iban marcando el recorrido de procesiones, principalmente en Cuaresma, que
terminaban en la iglesia parroquial. Fue general que estas paradas tuvieran un
significado, recordaran un momento narrado en el evangelio o por la tradición,
llegando a ser común el número de 14, que reciben el nombre de estaciones.
Tradicionalmente son las mismas, pero sorprendió el Viernes santo del 1991,
durante el Via-Crucis tradicional por Roma, que acaba en el Coliseo y preside, o
sigue como puede, el Papa, en este caso Juan Pablo II, que la redacción de las
estaciones variara un poco, escogiendo únicamente pasajes de la pasión que
aparecen en los textos evangélicos.
Mi experiencia personal ha sido semejante durante muchos años, llegando a que
fueran 32 las reflexiones, simplemente los titulares que aparecen en las
concordancias evangélicas.
Nos gustó, cuando era posible hacerlo, cargar con una gran cruz de troncos
desnudos, llevada horizontalmente por muchos que se iban relevando, y con la
intención, mirando al Cielo, de que el Padre Eterno al mirar hacia la tierra, nos viera
bajo el signo y amparados por una cruz semejante a la que su Hijo fue clavado. La
redacción la ofrecía cada grupo, joven o adulto. La iluminación a la vez necesaria y
como señal de honor, era con antorchas. La llama que oscilaba, se movía e
iluminaba más o menos, ayudaba a crear un ambiente de misterio y piedad. Hoy en
día las circunstancias del lugar, próximo al bosque, lo prohíben, y la gran cruz que
llevamos, es la tradicional de la parroquia que se adoraba en la liturgia de Viernes
Santo, hoy substituida, según normas, por una cruz sin imagen y que, en nuestro
caso también es de toscos troncos, como sería la de Jesús.
Voy a dar el texto de la que hablaba anteriormente.
-I- Jesús en el huerto de los olivos.
-II- Jesús, traicionado por Judas es arrestado.
-III- Jesús es condenado por el Sanedrín.
-IV- Jesús es negado por Pedro.
-V- Jesús es condenado a muerte por Pilato.
-VI- Jesús es flagelado y coronado de espinas.
-VII- Jesús carga la cruz.
-VIII- Jesús es ayudado por Simón el Cirineo a llevar la cruz.
-IX- Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
-X- Jesús es crucificado
-XI- Jesús promete su reino al buen ladrón.
-XII- Jesús en la cruz, su Madre y el discípulo.
-XIII- Jesús muere en la cruz.
-XIV- Jesús es sepultado.
-XV- Jesús resucita de entre los muertos.
Recuerdo que al hablar de los laberintos de los pavimentos de algunas de la
grandes catedrales, ya dije que, según cuentan, algunos fieles recorrían las líneas
dibujadas en las losas de rodillas, cosa que les ocupaba aproximadamente una
hora, lo que supondría el recorrido que tuvo que hacer el Señor, desde la residencia
del gobernados hasta, pasada la puerta de la muralla, ser ajusticiado en la roca del
Calvario.