La fe construye la familia
La luz de la fe (XIII)
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Hace poco se estrenó una película sobre Noé. Aunque
técnicamente está bien realizada, se toma algunas libertades sobre
el texto bíblico que puede dar lugar a confusión y creer que es
bíblico lo que solo es ficción. La figura de Noé, sin embargo, es un
ejemplo de fe en Dios. Dice el Papa Francisco en su primer encíclica
que así como Noé creyendo a Dios construyó el Arca y salvó a su
familia, así ahora la fe también ayuda a edificar: una civilización,
una ciudad, una cultura o una familia. Ello es porque crea vínculos
muy potentes entre las personas que están fundados en el amor a
Dios y a los demás. Si es posible la unidad es gracias al amor
confiable.
Así, la fe no sólo nos ayuda a conseguir la vida eterna, sino
también a edificar ahora nuestra sociedad y, en particular, a cada
familia que debe estar unida con lazos muy fuertes. El amor de los
esposos es signo del amor de Dios. La fe ayuda a captar en toda su
profundidad y riqueza la generación de los hijos al reconocer en
ellos un regalo de Dios, una manifestación de la bondad de Dios
Creador que nos confía a una nueva persona.
2) Para pensar
En la biografía de muchas personas que han alcanzado la
santidad descubrimos atrás de ellos, a veces de manera
imperceptible, la influencia que sus padres ejercieron sobre ellos.
El beato Juan Pablo II recordaba con emoción el ejemplo
recibido de sus padres y la huella que con su sincera piedad dejaron
en su vida.
Recordaba Juan Pablo II que los primeros pasos en su piedad,
sus primeras oraciones, vinieron de su madre, y nunca las olvidó.
Pero ella murió cuando apenas se preparaba para su Primera
Comunión. Fue su padre quien le llevó a madurar su fe. Él mismo
afirmaba: “Mi padre era admirable. Los violentos golpes que tuvo
que soportar abrieron en él una profunda espiritualidad, y su dolor
se hacía oración. El mero hecho de verle rezando de rodillas tuvo
una influencia decisiva en mis años de juventud”.
3) Para vivir
La fe ha de estar presente en la familia durante cada una de
sus etapas: desde pequeños, los hijos aprenden a fiarse del amor de
sus padres. Dice el Papa Francisco que es “importante que los
padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que
acompañen el crecimiento en la fe de los hijos”. Pero no sólo
diciéndoselos, sino dando ejemplo. Es importante que ambos
padres, papá y mamá, caminen unidos en el amor de Dios. Pues si
no hay esa unidad y cada uno camina por su lado, por ejemplo,
mientras uno va a Misa, el otro no quiere, los niños crecerán
desconcertados. Primero podrán obedecer, pero cuando crezcan
dudarán del camino y con el peligro de no dejar que la fe ilumine su
vida.
La fe ha de iluminar las realidades humanas, y en concreto la
familia. Así podrán verse las cosas en su justa medida y la fe
ayudará a afrontarlas según el querer de Dios.
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