ROMA, CIUDAD BENDECIDA
El 27 de Abril, la Iglesia Católica celebró un acontecimiento único en la historia
de dos mil años: la canonización de dos Papas el mismo día, oficiando la
ceremonia S. S. Francisco con la presencia de Benedicto XVI, Papa Emérito.
Juan XXIII y Juan Pablo II fueron elevados a los Altares.
Es incalculable el número de fieles llegados de todos los rincones del mundo. Fue
muy emocionante la presencia de tanta juventud que llena de entusiasmo se
disponía a pasar la noche en la Plaza de San Pedro para rendirle homenaje a
estos dos grandes hombres que supieron cargar con paz y alegría, pesadas
cruces.
Estos jóvenes, muchos de ellos testigos de las Jornadas de la juventud en
diversos países, asistían una vez más a dar testimonio de sus convicciones con
la alegría que produce Cristo cuando le permitimos que habite en nosotros.
Desde el comienzo de la Semana Santa comenzaron a llegar peregrinos a Italia,
unos para visitar santuarios y otros para celebrar la semana más importante del
Calendario Litúrgico de la Iglesia.
Durante toda la semana la Plaza de San Pedro estuvo abarrotada por decenas de
miles de personas para entrar en el Vaticano, El Museo Vaticano, El Castillo del
Ángel y la exposición Verbus Domine.
Dos días antes de la Canonización ya estaba cerrado el tránsito en la Vía de la
Conciliación y las calles colindantes al Vaticano. Hay que destacar la
colaboración del gobierno de Italia con la ceremonia que celebraría la Iglesia
Católica.
Los miembros del Departamento de Policía dirigiendo el tránsito y cuidando de
los peatones, no andaban en vehículos, caminaban por las calles a todas horas.
No es común observar tanta cantidad de personas al mismo tiempo en una
ciudad sin ocurrir hechos de violencia o actos delictivos. Éramos hermanos bajo
un mismo techo, Nuestra Madre: La Iglesia Católica.
El Departamento de Turismo ofreció boletos para viajar en ómnibus, en el metro
raíl o asistir a los museos a mitad de precio, facilitándoles a los turistas el acceso
rápido y económico.
La Cruz Roja estuvo brindando sus servicios de Emergencia como también
estaban miles de voluntarios uniformados prestando ayuda en mantener la
seguridad a los peregrinos allí reunidos.
Los restaurantes, cafeterías y establecimiento de comidas rápidas cercanos al
Vaticano, se mantuvieron abiertos veinticuatro horas. También habían colocado
cientos de baños portátiles, además de los baños del Vaticano que se mantenían
con esmerada pulcritud y a la disposición de todos los allí reunidos.
Este evento de nuestra Iglesia Católica, pasara a la historia y servirá de
ejemplo. Vale más el testimonio de hombres obedientes y fieles al Evangelio
porque en ellos se cumplirán las promesas de Salvación y Vida Eterna que nos
dejó por herencia Jesucristo.
El Jueves Santo S. S. Francisco celebro la Misa Crismal bendiciendo el óleo que
será utilizado en la unción de los enfermos, los Catecúmenos y en la ordenación
de nuevos Sacerdotes, celebrándose también la institución de la Eucaristía y el
Orden Sagrado. El Viernes Santo se celebró la Crucifixión con la adoración de la
Cruz y el Vía Crucis, el Sábado la Misa de Vigilia con la ceremonia de la llegada
de la luz de Cristo y el Domingo la Pascua de Resurrección.
Al domingo siguiente, declarado Domingo de la Misericordia por S. S. Juan Pablo
II, se celebró la canonización.
S. S. Francisco, conocedor del cansancio, aunque con júbilo, de todos los que
esperábamos el momento en que la Iglesia, a través de su autoridad, los
declarase Santos, solo empleo ocho minutos en su homilía. ¡Qué humildad y
consideración hacia su pueblo!
Juan XXIII, conocido como el Papa Bueno, pudierase decir que su milagro fue
el llamado al Concilio Vaticano II en el cual se cimento la base para la obra
realizada más tarde por S. S. Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y
actualmente por S. S. Francisco.
El Concilio Vaticano II abrió a todo lo ancho las puertas de la Iglesia planteando
cuatro grandes propósitos: Profundización de la conciencia de la Iglesia.
Renovación. Dialogo y Reconciliación entre cristianos.
Juan XXIII tuvo gran preocupación por la justicia social y así lo expreso en su
Encíclica Pacen in Terris (Paz en la tierra), dada a conocer en Abril de 1963, poco
antes de morir.
Juan Pablo II. El Papa de la familia
Su Pontificado duro más de 26 años, siendo uno de los de más permanencia.
Fue el Papa que más visitas Pastorales realizo. Reconoció muchos mártires a los
que Beatifico y elevo a los altares a muchos Santos. Se reunió con numerosos
Jefes de Estado y gobernantes. Ha sido el Papa que más fieles ha reunido en una
Misa, fue en Manila, en l995, reunió más de 4 millones de personas para
participar de la Santa Misa.
En 1984 comenzó las Jornadas de la Juventud, realizando 19 a través del mundo
y en la que reunía millones de jóvenes, también lo comenzó con las familias
desde 1994. Era de un gran espíritu misionero.
Redacto 14 Encíclicas y 45 Cartas Apostólicas, muchas relacionadas con la
Doctrina Rerum Novarum (Doctrina Social de la Iglesia) y con la familia.
El trabajo agotador en beneficio de la Humanidad de estos dos hombres ha
tenido como final su elevación a los altares. Esa es nuestra Iglesia: Una, Santa,
Católica y Apostólica, con una historia de más de dos mil años, rigiéndose por
una Constitución: La Tabla de Moisés, sin cambiar ni uno solo de los
fundamentos mantenidos desde el principio. “Y yo te digo que tú eres Pedro y
sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella” Mateo 16: 18.
¡Nos sentimos orgullosos de ser Católicos! ¡Nos sentimos orgullosos de saber
que somos seguidores de un hombre que fue capaz de entregar su vida a cambio
de nuestra Libertad! ¡Que somos seguidores del único hombre que por ser hijo
de Dios dividió la historia para que su realidad la viesen todos los hombres de la
tierra! ¡Ese hombre es Jesucristo!
¡Gracias San Juan XXIII por tu trabajo y tu gran visión hacia el futuro!
¡Gracias San Juan Pablo II por haber conquistado a generaciones futuras para
continuar tu llamado!
Diego Quiros, Sr.