EDIFICIOS DE CELEBRACIÓN CRISTIANA (7)
Padre Pedrojosé Ynaraja
Me he estado refiriendo al ámbito de la celebración eucarística, la asamblea
fundamental de cualquier comunidad cristiana, pero que no es la exclusiva. A su
lado, unido o próximo a la nave, se levantaron otros dos.
En primer lugar, al considerar el sacramento del Bautismo como entrada en la
comunidad, el lugar donde se efectuaba la admisión, estaba situado separado a un
lado, o en el exterior, como ámbito independiente. En su seno, ocupando el centro,
estaba excavada en el suelo la piscina bautismal. Se descendía a ella, o más bien
descendían, el catecúmeno acompañado de su padrino, con el diácono, que sería el
que, solemnemente, le sumergiría tres veces, invocando al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo. Muerte, sepultura por tres días, y resurrección. Y consiguientemente
un nuevo cristiano. El padrino le entregaba un vestido blanco y nuevo y
encaminándose hacia la asamblea, esta al verle de tal manera vestido, observaba
que entraba un hombre diferente. El obispo entonces, ante toda la asamblea,
imponía las manos sobre el neófito, CONFIRMANDO y completando lo que se había
realizado con una cierta privacidad. Personalmente no recuerdo ahora otros
baptisterios, más que los de Florencia, Pisa y la antigua Egara, hoy en Terrassa.
Lo más común era que la pila bautismal, reducida en proporciones, pues, en la
Iglesia latina se abandono de antiguo el bautismo por inmersión (no así en la
griega). A partir del Vaticano II se reinstauró este rito también en occidente, pero
ha sido aceptado a mi entender por muy pocas comunidades. (aprovecho para decir
que, personalmente, vengo celebrándolo de esta manera desde hace más de
cuarenta años. Una tal manera, además de ser la más genuina, permite la
evangelización de los asistentes muy oportuna. No imagina uno las maravillosas
catequesis mistagógicas que nos han llegado de los Padres de Jerusalén, Antioquía
o Alejandría, con motivo de un bautismo por infusión, en minúscula pila.
Se pone el acento hoy en la Eucaristía como fundamental celebración, y es durante
la misa, poco antes de la solemne recitación de la anáfora, cuando es más oportuno
bautizar. De nuevo advierto que personalmente así lo practico y compruebo que es
aceptado, observando con atención los expresivos ritos y escuchando las
moniciones. No presenta dificultad alguna calentar los correspondientes 200 litros,
y las correspondientes fotografías que se guardan, continuarán siendo catequesis
post bautismal o muy útiles en las de preparación a la Confirmación. He explicado
esto para que se comprenda el porqué no se edifican actualmente baptisterios de
los que había hablado anteriormente.
El segundo edificio es el campanario, casi siempre pegado a los muros de la nave.
En algunos casos separados de ella, pero a poca distancia. Recuerdo ahora el
famoso de la catedral de Pisa, por supuesto el inclinado, y los más modestos de
Pont de Suert y San Juan de Canillo, en Andorra. Los campanarios, tratándose de
iglesias de menor tamaño, generalmente, pueden ocupar la cabecera de la fachada,
son los llamados de espadaña.
La campana era un elemento fundamental en la vida social cristiana. Anunciaba un
bautismo, nacimiento espiritual, o una defunción, entrada en la eternidad. Llamaba
a misa o a rebato. El toque de campana gozaba de peculiar lenguaje, que ahora
sería complejo de describir y que tampoco era el mismo en todos los sitios. Estando
el instrumento en lugar elevado, trasmitía la onda sonora lejos. Con frecuencia
también proclamaba la hora, en tiempos en que la gente sencilla no poseía reloj, o
recordaba que era momento de recogerse en oración, rezando el Ángelus. La
preciosa pintura de Jean F. Millet, es una preciosa expresión de esto que acabo de
explicar.
Comúnmente, los que no son de espadaña, son de sección cuadrada o rectangular.
Conozco alguna excepción. Recuerdo bien el de Uzes, en Francia y el de Santa
Coloma, en Andorra, únicos los dos en sus países. Confieso que de los dos de
Ravena, que leo son también de base circular, como los anteriores, no conservo
ningún recuerdo, y no lo lamento, dicho sea de paso, con acordarse uno del ábside
de San Apolinar in clase es suficiente.
Acabo añadiendo que las buenas campanas de iglesia son de bronce, no así las de
los pescadores o de otras finalidades, que son generalmente, de aleación de cobre y
zinc. Y añado, para acabar, que a un conjunto de campanas bien afinadas, se le
llama carillón y con él se puede ofrecer bellos conciertos.
CONQUES
Supongo que a la mayoría de lectores, el nombre de esta pequeña población
francesa, les resultará completamente desconocido. Lo mismo me pasaba a mí
hasta hace algunos años. Pero resultó que fui nombrado rector de una parroquia,
dicho sea de paso, sin iglesia, ni feligresía, exclusivamente puro territorio, y me
enteré entonces de que el antiguo edificio religioso, hace unos años vendido a un
particular y hoy propiedad de un organismo civil, fue generosamente donado por
Fulco, obispo de Barcelona y vizconde de Cardona, a la abadía de Santa Fe de
Conques, en el año 1098. Lo de Santa Fe sí que me sonaba, había oído hablar de
diversas poblaciones por el mundo, que así se llamaban. La única noticia que se
tiene de esta dádiva es el documento notarial correspondiente, ahora bien, según
opinión de A. Pladevall, buen amigo sacerdote y excelente historiador,
probablemente nunca ningún monje se trasladó a Santa María de Tagamanent, que
es el nombre de la parroquia a la que me he venido refiriendo.
Cuando empecé a interesarme por la ruta Jacobea, precisamente en tierras
francesas, fue cuando supe lo que representaba para el peregrino llegado del norte,
el paso por esta pequeña población de no más de 300 habitantes, cobijada
alrededor de su abadía. Era lugar de descanso en su arduo camino y de piadosa
devoción, ya que albergaba la preciosa reliquia de Santa Fe. (En aquel tiempo, un
tal tesoro atraía a multitudes, como hoy en día lo consiguen las bolsas de petróleo
o los minerales estratégicos para la industria, o, en otros casos, ciertas poblaciones
o países atraen al gran capital, para las inversiones o el comercio, dentro del
capitalismo consumista)
¿Quién fue Santa Fe? Pues una mártir naci da en el siglo III en Agen , Francia .
Perteneció a una familia muy rica y defendió la Fe cristiana, hasta morir por ella.
Fue llevada a la parrilla, como San Lorenzo y decapitada, a la edad de trece años,
en el 303 , después de haber comparecido ante el tribunal, durante el reinado
de Maximiano .
Era poco conocida fuera de la región, hasta que en el 866 el monje Ariviscus
de Conques , robó sus restos de la iglesia de Agen, para llevarlos a su abadía , que
carecía de reliquias, y atraer así a las multitudes de peregrinos en busca de
testimonios de fe. Este monje pasó diez años en Agen para no despertar la
desconfianza de sus compañeros, antes de tomar y llevarse sus restos santos.
(Cuando uno lee esto, piensa sin duda en el proceder del espionaje industrial de
nuestros tiempos).
Como puede suponerse, no me conformé con tener noticias de esta población,
quise visitarla. Digo y repito que para entender a la Europa Occidental, es preciso
conocer las grandes catedrales, los monasterios y abadías y haber recorrido,
algunos tramos por lo menos, del Camino de Santiago. Algo así como se sabe algo
del cuerpo humano, observando sus miembros y sentidos y conociendo un poco sus
órganos y sistemas interiores, mientras comprueba las conexiones interiores que le
proporciona su doble sistema circulatorio. De nada le servirían su estómago e
intestinos, si la sangre no los conectara con el resto del cuerpo. La circulación
mayor era esta, la compostelana, la menor era la dirigida a Roma, de la que
hablare en otra ocasión.
Vuelvo a la geografía. La pequeña población se aferra a la ladera de una montaña,
no hay ninguna casa de esta villa, que rompa con la armonía del paisaje. Su calle
principal se desemboca en la que, sin duda, es la edificación más importante.
Sainte Foi de Conques es de estilo románico , con una nave muy elevada y
tres capillas en el extremo este, construidas para proporcionar más altares a los
peregrinos. Se edificó entre los años 1045 y 1060 . Si uno queda maravillado al ver
su interior, la esbeltez y pureza de muros y bóvedas, lo que más asombra es su
tímpano, que corona en el exterior la entrada. Describen sus preciosos y detallados
relieves, escenas del Juicio Final. Santos que se dirigen al Cielo y condenados al
infierno. El imponente Pantocrator central y muchas otras figuras.
Admira a uno el proceder de sus habitantes que durante la Revolución Francesa,
con sus decretos de expropiación y destrucción consiguientes, supieron los vecinos
esconder en inverosímiles lugares los objetos religiosos que eran su más preciado
tesoro. Pasado el peligro, desaparecidas las persecuciones, los sacaron de los
escondites o de los lugares donde los habían enterrado y que las huestes que
habían ido a confiscaron no pudieron conseguirlo.
Ver la abadía es cosa de poco tiempo, contemplarla y recibir el mensaje de sus
bellas creaciones plásticas, supondría toda una vida de estudio y oración. Advierto
que, pese a lo explicado, uno no se siente encerrado en un fósil religioso.
La pequeña población es limpia, con adornos modernos y hasta recordando su
pasado, dedica una de sus vías urbanas al camino de Santiago.
Por supuesto que entrar, visitar y rezar en esta iglesia, no supone ningún
dispendio. Nadie te cobra entrada. Saluda así una inscripción que paso a traducir.
“Bienvenido a esta abadía románica. Una comunidad premostratense de la abadía
de Mondaye, canta la plegaria del oficio cada día, acoge a los numerosos peregrinos
del camino de Santiago, ayudado por los hospederos y participa de la vida pastoral
de la parroquia de San Vicente de Vallon”.
En otros lugares, los carteles dan noticia de los horarios de las misas o señalan
“ESPACIO DE PLEGARIA. Deteneos unos instantes para rezar al Señor, presente en
el pan consagrado que es su cuerpo eucarístico”
A poco tiempo que pase uno en este rincón del sur francés sale de él
prodigiosamente cambiado. Evidentemente, si pretende que su vida sea algo más
que comer, dormir, consumir y …