¿Qué hacer con mi debilidad?
El Don de Fortaleza
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
El Papa Francisco, al hablar sobre los dones del Espíritu Santo,
se refirió ahora al Don de Fortaleza. Con este don el Espíritu Santo
nos sostiene en nuestra debilidad y ayuda para acometer grandes
retos de orden sobrenatural. Y dado que todos estamos llamados al
gran reto de alcanzar la vida eterna, de lograr la santidad, nos
resulta imprescindible este don.
Ante situaciones difíciles y dolorosas, el Papa invitó a recordar
y repetir las palabras del Apóstol San Pablo cuando se sentía débil:
“Todo lo puedo en Aquél que me da la fuerza”. El Espíritu Santo
limpiará de nuestros corazones los temores e inquietudes que lo
atribulan.
2) Para pensar
Es sorprendente que algunas personas, como los mártires de
los primeros años del cristianismo, hayan sido tan fuertes como para
dar su vida al permitir ser devorados por las fieras. Esto se explica,
gracias a este don que los hizo fuertes para dar su testimonio.
Por ejemplo, tal es el caso de Apolonio, hombre conocido por
su fe cristiana, detenido en el año 185. El juez pagano no entendía
por qué no quería honrar al César como dios. Todo lo que le pedía
era que ofreciera unos granos de incienso a una imagen del
emperador. Pero Apolonio no quiere hacer la ofrenda a un ídolo.
El juez le pregunta. “Entonces, ¿tienes ganas de morir?” A lo
que contesta el futuro santo sabiendo que sus palabras lo
condenaban a morir: “Mi deseo es vivir con Cristo; el amor a la vida
no me hace tener miedo a la muerte”.
Pero este don no solo resplandece en aquellas situaciones
extraordinarias. También hoy en día, conocemos gente que vive
situaciones difíciles y dolorosas, que lucha para educar a sus hijos,
por llevar adelante a su familia, a su trabajo y a su fe. En ocasiones
hacen falta fuerzas para resistir un ambiente adverso a los principios
y creencias. Son santos escondidos en medio de nosotros que
tienen el don de la fortaleza para llevar adelante su deber de
personas, de padres, de madres, de hermanos, de hermanas, de
ciudadanos, concluía el Papa.
Nos hará bien acordarnos del ejemplo de estas personas y
preguntarnos: ¿Si ellos pueden hacerlo, por qué yo no?, y pedirle al
Señor que nos dé el don de la fortaleza.
3) Para vivir
A veces, dice el Papa, podemos sufrir la tentación de dejarnos
vencer por la pereza o el desaliento, especialmente delante de las
fatigas y de las pruebas de la vida. En estos casos no nos
desanimemos, sino que invoquemos al Espíritu Santo, para que con
el don de la fortaleza pueda aliviar a nuestro corazón y comunicar
una nueva fuerza y entusiasmo a nuestra vida y a nuestro seguir a
Jesús.
El Señor nos da siempre las fuerzas. El Señor no nos prueba
más de lo que podemos soportar. Él está siempre con nosotros.
Recordemos, “todo lo puedo en Aquel que me da la fuerza”.