SAINTES MARIES DE LA MER
Padre Pedrojosé Ynaraja
Así se escribe en idioma francés y oficialmente, Lei Santas o Lei Santei Marias de la
Mar en idioma occitano-provenzal, Li Santo o Li Sànti Marìo de la Mar según la
norma mistraliana. Este diverso inicio nominal, es señal de la complejidad de esta
población de la Camarga.
Siempre digo que para visitar y comprender esta comarca francesa, es preciso ver
el encantador film de Albert Lamorise “Crin blanca”. Escuchar la composición
musical “La arlesiana” de Bizet, cuyo trasfondo es una melodía provenzal llamada
“le marche des rois mages” y leer “Mireia” o “Mireio” de Fraderic Mistral, poema que
le valió junto con otras obras, el premio Nobel de literatura en 1904. Creo que fue
la primera vez que se otorgó este galardón a una obra escrita en una lengua no
estatal.
Seguramente que la simpatía que siento por todo lo que me referiré, se deriva de
que el profesor de lengua francesa del instituto de Burgos, Sr.Sabugo se llamaba, lo
recuerdo bien, el último día del primer trimestre, nos deleitaba ofreciéndonos el
himno que he mencionado, mediante un gramófono de aquellos que debía dársele
cuerda y cuyas placas de bakelita editaba “la voz de su amo”. Aprendimos la letra
que todavía resuena en mi interior: trois grands rois dessus le grand chemin… eran
los años 40 del pasado siglo.
Posteriormente, ya en el seminario, vi la película mencionada, justamente premiada
y de solo 34 minutos de duración, que me gustó muchísimo, he podido volver a
verla en múltiples ocasiones, ya que la tengo en DVD.
Pude más tarde conocer la Camarga, contemplar las típicas cabañas, los caballos
blancos, los toros bravos, los flamencos, la iglesia-fortaleza. Como me queda cerca,
algo menos de 4 horas de coche, he repetido la visita muchas veces. En invierno es
una población pequeña y silenciosa, en verano la típica playera y super poblada. No
recomiendo la visita a nadie durante dicha estación. El 24 de mayo es cosa distinta.
Acuden al lugar gitanos de diversos lugares europeos. En la cripta se venera la
imagen de Santa Sara, su patrona, que nada tiene que ver con la esposa de
Abraham.
Según reza una indicación de la entrada, la iglesia actual está dedicada a las santas
Jacobé y Salomé, mencionadas en el evangelio. La edificación es de los siglos IX al
XII está emplazada sobre un santuario celebre ya en el siglo VI.
La leyenda refiere que durante la primera persecución de los cristianos, allá por los
años 50, los judíos no se atrevieron a matar a Lázaro, ¿Quién era capaz de hacerlo
con un resucitado? Decidieron, pues, subirlo en una barca, con sus hermanas Marta
y María y una criada egipcia, de tez oscura llamada Sara. Se añadieron también,
según parece la de Salome y la de Jacobo. La barcaza no iba provista ni de remos
ni de vela. La María extendió su velo que hizo de vela y el viento los condujo a este
lugar. María, que se identifica con la de Mágdala, se fue a la montaña a llorar sus
pecados, a la Sainte-Baume, de la que escribiré otro día. Marta mató a la Tarasca,
un monstruo que diezmaba a la población vecina. Lázaro evangelizó Arles.
Quedaron, pues, en el lugar las otras dos, cuyas reliquias se bajan solemnemente
el día de la fiesta. Fiesta que celebran solemne y alegremente los gitanos y al día
siguiente el clero. Digo alegremente, pero que nadie espere el alborozo tan propio
de los peninsulares. El comportamiento de los chiquillos es otra cosa, los besos y
abrazos a su patrona son un espectáculo sorprendente y admirable.
¿Qué hay de verdad en todo esto? La suprema verdad de la creatividad de la
imaginación y devoción popular, que no necesariamente coincidirá con el sentido
que académicamente damos nosotros a la historia.
Lo que es cierto es que la Fe cristiana penetró en la Galia por el Ródano. La
Camarga ocupa el inmenso delta que el río forma en su desembocadura. En Lyon se
estableció el primer y genuino núcleo eclesial, con sus mártires y sus obispos, el
principal fue San Ireneo, gran figura teológica y testimonio personal. Murió también
él mártir. Le siguieron dos concilios ecuménicos. Aquí quedó esta prueba de la
piedad popular que aun perdura.
Por aquí pasaría san Francisco camino soñado de su Marruecos que le
proporcionaría el deseado martirio, según pensaba. Por aquí pasaron tantos
peregrinos, camino de Compostela. Más exactamente por la vecina población de
Arles.
Mireia, la composición literaria en prosa o en verso, es un testimonio de esta
religiosidad popular.
Los “santons de Provence” son paralelos a nuestros belenes, que en Francia no se
ponían en las casas, como entre nosotros y que son de origen franciscano, y que
pasando por la Corte de Sicilia y llegados a la de Madrid y extendida por la
península y son llevados a hispano América. Son expresiones equivalentes, pero no
exactas.
Viajero cristiano que te desplazas camino de la Costa azul, Aix en Provence, Cannes
y Niza, para continuar hacia Pisa, Florencia y Roma, o por el Gran San Bernardo,
entrar en Suiza, si dispones de unas horas, no dejes de acercarte a Les Saintes
Maries de la Mer y meditar su riqueza espiritual, mientras te deleitas mirando su
rica fauna salvaje. Tampoco te olvides de mirar al mar, un poco más al norte de
donde te vengo hablando, podrás distinguir la isla de Saint Honorat, donde en su
abadía cisterciense de Lérins, vive una de las más antiguas comunidades monacales
de la Europa Occidental.