DESCANSO-VACACIONES
Padre Pedrojosé Ynaraja
Escribía hace un tiempo que el fenómeno de las vacaciones, en parte, es el
resultado del incumplimiento de la semana, de origen bíblico, organizada según el
esquema de seis días de trabajo y el domingo de descanso. Está hecha a la medida
de una sociedad agrícola o pastoril, como la de los primeros receptores. Para la
cultura industrial de hoy, no es suficiente, sin que deje de ser válida la semana.
Hay que reconocer que los viajes y el turismo, exigen vacaciones.
Establecidos estos principios, me he esforzado en indicar que es preciso que el
cristiano se las organice siendo consecuente con su Fe. Me voy a entretener en ello
y acabo, por este año.
Dice un proverbio oriental: si tienes dos monedas, con una compra un pan y con la
otra un libro, para alimentar tu espíritu. El dicho vale para todo el mundo. Se lo
decía Benedicto XVI un día a los que le escuchaban en la Plaza de San Pedro. Les
sugería la lectura de la Biblia, la de alguno de sus libros de fácil comprensión. Decía
él, que alguno de ellos se podía leer en una hora. Supongo que estaba pensando en
el de Rut, preciosa narración y aparentemente inocente. Y junto al nombrado,
añado el de Ester, recordando al iniciarlo “las mil y una noches” y escuchando como
música de fondo, el Scheherazade, de Rimsky korsakov. O el de Judit y, quien
aprecie la poesía, o se sienta enamorado, el “Cantar de los Cantares”.
He imaginado un periodo estival en la playa o junto a un plácido lago de montaña.
Para quien escoja viajar, le recomiendo que, sin ignorar las guías, se preocupe de
enterarse de la riqueza cultural, espiritual y cristiana de los lugares donde se
detendrá. Que viajando no pierda su identidad, no se limite a dejarse llevar por el
programa elaborado por una agencia.
Sí, si somos capaces de vivir, es gracias a que continuamente nos entra aire,
alimentos y bebida y que, simultáneamente, las expulsamos. Nada, ni el agua, ni el
calcio, ni siquiera el yodo, se libra de este fenómeno. Eran ejemplos. Nada está fijo,
nada permaneces, ni reposa. Durante el sueño, nuestras neuronas están en
continua actividad.
El reposo total biológico supone la muerte. El electroencefalograma plano,
clínicamente hablando, es signo de fallecimiento. La inacción total de la materia-
energía, ahora me refiero al ámbito cósmico, supondrá el fin del mundo, entropía
dixit.
Recordadas estas necesidades y situándome en el plano cristiano. Estos días son
ocasión de asistir y vivir la liturgia, según las peculiaridades de los lugares donde
nos encontremos. Conocer nuevos movimientos, de los que con tanta vitalidad
surgen o progresan hoy, y que no son los de nuestro entorno, que muchas veces,
nos quieren hacer creer que son los únicos. Admirar las expresiones artísticas,
desde catedrales a museos de arte cristiano.
Sin olvidar el teléfono móvil, que no por estar de vacaciones dejamos de ser
responsables, alguien nos puede necesitar urgentemente. Sé de un caso que se
enteró de que su padre se había muerto, al cabo de dos días. Además de su pena,
los familiares que necesitaban su compañía sufrieron su ausencia.