Un “pecado parroquial”
La envidia destruye la unidad
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En la reciente audiencia del pasado miércoles, ante más de
12.000 peregrinos, el Papa Francisco habló de la
unidad de los
cristianos
. Explicó que Jesús quiso que sus discípulos estuvieran
unidos. Sin embargo, desgraciadamente no falta quien pretende
sembrar divisiones dentro de la misma Iglesia. Tal es el caso de
algunas guerras pasadas, pero eso no es cristiano, señaló el Papa.
Detrás de esas obras de conflicto está la obra del demonio quien se
afana por dividir la Iglesia.
Pero no solo hay que pensar en las herejías, explicó el Papa,
como los únicos pecados contra la unidad. Hay otros que suelen ser
más frecuentes y comunes que el Papa Francisco denominó como
“pecados parroquiales”, como lo sería el hablar mal de alguien a sus
espaldas o dejarse llevar por la envidia. Suele suceder, dijo, que en
las mismas parroquias cuando uno es elegido presidente de la
asociación, se habla mal de él. O si a una la nombran encargada de
las catequesis, las demás hablan mal de ella... Pero esto no es la
Iglesia, esto no se debe hacer, enfatizó el Papa.
2) Para pensar
Agustín de Foxá fue un poeta y diplomático español del siglo
XX que además ejerció el periodismo. Contaba con una riqueza y
además estaba casado con una mujer muy guapa. Cuenta un amigo
suyo que ante el importante éxito de una obra suya, al felicitarle le
oyó decir: “Ya he empezado a hacer correr el rumor de que tengo
úlcera de estómago”. Esto lo decía porque conocía su ambiente y
así, cuando se enteraran del éxito obtenido, pudieran decir al
menos: “Sí, tuvo gran éxito, pero el pobre está bastante mal de
salud”, lo cual sería un alivio para todos los envidiosos.
En efecto, la envidia hace que no se soporte el éxito ajeno, es
una falta de amor. Por algo dice un refrán que “Los hipócritas se
alimentan del chisme, se desnutren de envidia y se mueren sin
amigos”.
Un filósofo alemán del siglo XIX, llamado Arthur
Schopenhauer, decía al respecto que “la envidia en los hombres
muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo
que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren”.
Es una tentación que está al acecho para atacar y que hay que
saber atajar. Pensemos cuál es nuestra reacción cuando a los
demás les va mejor que a nosotros.
3) Para vivir
Un consejo nos da San Josemaría: “Si cortas de raíz cualquier
asomo de envidia, y si te gozas sinceramente con los éxitos de los
demás, no perderás la alegría” (Surco n. 93).
El Papa concluyó diciendo que la unidad debe ser un distintivo
de los cristianos, porque Dios mismo es comunión y amor. El amor
une, en cambio la envidia separa. La división entre cristianos, dijo el
Papa, es una "obra del diablo” y no podemos ponernos de su lado.