CREER O ………………..
Mes a mes llegar a poder abonar las cuentas de los servicios públicos es un gran
signo de interrogantes.
Al no poseer, en la parroquia, ingresos fijos todo resulta una suerte de aventura.
Los únicos ingresos, no podría ser de otra forma, son los que llegan de la
generosidad de la gente.
Generosidad que, en oportunidades, hace llegar a fin de mes con todas las cuentas
cubiertas.
Generosidad que, en oportunidades, hace priorizar las por saldar y esperar un algo
para abonar otras.
Uno sabe que existe con la gente de la comunidad la confianza suficiente como
para, en algún caso de ahogo que hasta ahora no se ha dado, solicitar una
colaboración extra.
Este fin de mes no llegábamos a cubrir lo que era necesario abonar.
Habían dos cuentas para pagar y se necesitaban unos cuantos pesos para poder
pagarlas.
El viernes me dice la secretaria de la parroquia: “Toque el corazón de los fieles para
poder pagar las dos cuentas”
El sábado había muy poca gente en misa por lo que sabía el resultado de la colecta
sería relativo.
El domingo la presencia de fieles también fue escasa por lo que el aporte sería
relativo.
El lunes me dice la secretaria parroquial: “Pagaremos ….. que alcanza justito y
dejamos ….. para más adelante”
“De algún lado habrá de salir” le contesté con absoluta certeza.
Eran, aproximadamente, las 16, 30 horas.
Cerca de las 17 horas recibo un mensaje: “Pasá por…….”
Quien me enviaba dicho mensaje es una persona que soy un convencido de que si
no existiese habría que inventarlo urgentemente.
Es una persona que Dios puso en mi vida para que me enseñase, desde sus manos
francas, a saber lo que es la amistad y la solidaridad generosa.
“Gracias Dios por haber puesto en mi vida a …….. Cuídalo”
Sabía no podía saber nuestra necesidad pero allí llegaba su mano desinteresada en
un momento más que oportuno.
Pasé por el lugar que se me había indicado.
Allí me entregan lo que me había sido enviado.
Al llegar la secretaria le digo: “¿Se acuerda de lo que le dije ayer? Aquí tiene para
pagar la cuenta que se debe”
“¿Esto sin comentarlo?”
“Me lo enviaron ayer desde ………”
“Dios aprieta pero no ahorca”
“Hay que creer o reventar y agradecer”
Me recordaba una situación vivida hace mucho tiempo donde se me reclamaba la
compra de azúcar y yo dije me había olvidado para no decir que no tenía dinero
para comprarla. Esa tarde se llegó una persona preguntando si no tomaba a mal
una donación y nos obsequió una bolsa de 50 k de azúcar.
Son esas cosas que uno no puede no agradecer a Dios por su estar allí.
Son personas de las que se vale Dios para hacer saber que Él siempre está.
Son esas personas a las que uno estará siempre agradeciendo como forma de
agradecer a Dios que se hace presencia desde ellos.
Pero por otro lado la presencia de personas así no hacen otra cosa que hacernos
tomar conciencia de la bondad de Dios y la necesaria necesidad de ser un algo más
coherentes para con tantísima bondad.
Es evidente que nadie hace méritos para merecer los regalos que Dios nos realiza
pero descubrirlos es la necesidad de intentar un empeño más.
Siempre nos vamos a descubrir en deuda para con algunas personas y, por lo
tanto, para con Dios.
Quizás una de las maneras de intentar acortar esa deuda es el empeño por ser más
coherente y, así, más agradecido.
Padre Martín Ponce de León SDB