Voz del Papa
Don Álvaro del Portillo: hombre de paz
José Martínez Colín
1) Para saber
Desde un lugar muy simbólico del Noreste de Italia, el
cementerio militar italiano, el Papa envió un mensaje por la paz. Ahí
reposan los restos de más de 100 mil soldados italianos caídos
durante la Primera Guerra Mundial. En aquel conflicto también
combatió Giovanni Bergoglio, el abuelo del Papa.
"En este lugar, cerca de este cementerio sólo puedo decir una
cosa: la guerra es una locura”. El Papa Francisco denunció
conmovido las verdaderas causas que se esconden detrás de un
conflicto bélico: "La avaricia, la intolerancia, la ambición de poder,
que a menudo encuentran justificación en una ideología”.
El Papa se conmovió por muchos “hermanos y hermanas que
son perseguidos y asesinados por su fidelidad a Cristo”. Dijo que
hay tantos conflictos y guerras que se puede hablar de una "Tercera
Guerra Mundial” dividida y combatida en partes, con crímenes,
masacres, destrucción”.
2) Para pensar
Habrá verdadera paz en la medida en que cada uno tenga a
Cristo. El Papa Francisco escribió: “Él es la misma Alianza, el lugar
personal de la reconciliación del hombre con Dios y de los hermanos
entre sí” (Jornada de la Paz, 2013).
El próximo 27 de septiembre será beatificado don Álvaro del
Portillo, sucesor de san Josemaría Escrivá. Un persona que ha sido
denominada como “un hombre que tenía paz y daba paz”.
Hay muchos testimonios de quienes le conocieron. Entre ellos
el del cardenal Palazzini, teólogo moral eminente del siglo XX, quien
apuntaba: “De su saberse hijo de Dios surgían, también en las
circunstancias humanas más difíciles, aquella paz y aquella alegría
que muchos han señalado como la característica más sobresaliente
de su persona. Ante las contrariedades o los peligros, sabía
abandonarse confiadamente en Dios y de este modo conservaba
una calma inalterable”.
Recordaba Mons. Fernando Ocariz, Vicario General del Opus
Dei, que en una ocasión en que don Álvaro participó en una reunión
de trabajo en el Vaticano, uno de los participantes contradijo con
total falta de cortesía -por no decir de modo ofensivo- la opinión
expuesta poco antes por Mons. del Portillo. Él respondió a esa
persona con tal paz, delicadeza y serenidad, que otro de los
presentes en aquella reunión comentó luego que aquel día se había
dado cuenta de la santidad de don Álvaro.
Habrá más paz en el mundo si comenzamos por vivirla cada
uno en donde se halle.
3) Para vivir
El Decreto de la Congregación de las Causas de los Santos
sobre la heroicidad de las virtudes de don Álvaro afirma: “Era
hombre de profunda bondad y afabilidad, que transmitía paz y
serenidad a las almas. Nadie recuerda un gesto poco amable de su
parte, un movimiento de impaciencia ante las contrariedades, una
palabra de crítica o de protesta por alguna dificultad: Había
aprendido del Señor a perdonar, a rezar por los perseguidores, a
abrir sacerdotalmente sus brazos para acoger a todos con una
sonrisa y con plena comprensión”.
Ante el llamado del Papa por la paz, además de rezar por esos
hermanos nuestros perseguidos, podemos comenzar por vivir cada
uno esa lucha por alcanzar esa paz que los santos nos enseñan con
su vida.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )