Diez maneras de festejar la vida
P. Adolfo Güémez, L.C.
Jorge ha iniciado una empresa de comida. En ella procura contratar sólo a madres solteras.
« ¿Quién, si no ellas, necesitan con urgencia un trabajo?», me decía. «Además, suelen ser
muy responsables y cumplidoras.»
«Quiero que mi empresa sea no sólo de provecho económico, sino que también haga una
diferencia en las vidas de esos niños.»
¡Fanfarrias para Jorge!
Su caso no es único. De hecho, hace unos días una amiga me dijo que quería hacer algo
más por la vida. Que se sentía llamada a eso. «Pero no tengo mucho tiempo, padre. Y esto
me genera una sensación de impotencia enorme».
Así sucede. Todos quisiéramos hacer grandes cosas, iniciativas que generaran mucho ruido
y movieran la conciencia de miles de personas. Pero es un hecho que el recurso que más
escasea –a veces incluso más que el dinero– es el tiempo.
No hay problema. La realidad es que hay infinidad cosas que podemos hacer a favor de la
vida y que no requieren más que algunos minutos. Ahí te van algunas acciones concretas.
Te invito a que te comprometas a realizar al menos una de ellas.
1. La primera y la más importante: pídele a Dios para que todos los seres humanos
volvamos a amar la vida. Desde la concepción hasta la muerte natural.
2. Apoya económicamente a algún grupo provida, orfanato, centro de rehabilitación o de
adopciones.
3. Felicita a todas las madres de familia embarazadas y promételes que vas a rezar por ellas.
4. Difunde materiales que valoren la vida, como libros, videos, fotografías. Es muy fácil
hacerlo a través de las redes sociales.
5. No tengas miedo de decir lo que piensas. Pero fórmate para poder fundamentarlo y
defenderlo. No hay peor enemigo que la ignorancia.
6. Adopta espiritualmente a un bebé que se encuentre en peligro de ser abortado. Puede ser
que tú no sepas quién es, pero Dios si lo sabe. Reza todos los días por él y por sus papás.
7. Visita a tus abuelos o tíos mayores. La que hay que festejar no sólo es la vida que inicia,
también aquélla que ya se ha gastado en su mayor parte.
8. Pasa más tiempo con tus hijos. Ellos son el tesoro más grande que Dios te ha dado.
9. Encomienda a tus hijos y a tus papás bajo la protección de la Virgen de Guadalupe. No
hay quien ame más la vida que ella.
10. Pregúntale a Dios, en la oración, qué más puedes hacer. ¡Y hazlo!
En definitiva, el que quiere, puede. De ti depende.
Y recuerda siempre que nuestra lucha no es contra el aborto o la eutanasia, no. ¡Nuestra
pelea es a favor de la vida! Por eso debemos esforzarnos para que se respete, fomente y
celebre la vida, desde su concepción hasta su ocaso. No hay causa más emocionante que
ésta.
Porque como dijo Benedicto XVI, «cada niño nos trae la sonrisa de Dios y nos invita a
reconocer que la vida es un don divino, que debemos acoger con amor y custodiar siempre
y en todo momento».
A veces esperamos que la Iglesia y sus organizaciones lo hagan. Pero la Iglesia no está
formada solo por el Papa, el obispo o los sacerdotes. La Iglesia somos todos, desde el
católico de mayor edad, hasta el niño bautizado en estos instantes. Y por eso, porque todos
somos Iglesia, hemos de luchar juntos.
No te bajes del barco de la vida. Al contrario, conviértete en fiel protagonista. La fiesta de
la vida sigue, únete para que tú también la puedas celebrar.
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