V C ENTENARIO DEL NACIMIENTO DE S ANTA T ERESA DE J ESÚS
C ONDICIONES PARA ENTRAR AL C ASTILLO I NTERIOR
El deseo de orar es bueno, el gusto en la oración puede ser señal de Dios, el
intento de provocar el sentimiento de consolación, ya no hay seguridad de que de Dios
sea, porque lo de Dios es gratuito.
Hay una actitud para iniciar y consolidar la vida de oración y el camino espiritual:
la humildad. Lo que no esté ungido de humildad puede estar infectado de vanidad,
orgullo, afán pretencioso.
Santa Teresa nos instruye, como maestra de oración, en la necesidad de practicar
la humildad, aun en las más altas estancias del Castillo Interior.
H UMILDAD
“Verdad es que no en todas las moradas podréis entrar por vuestras fuerzas ,
aunque os parezca las tenéis grandes, si no os mete el mismo Señor del castillo.
Por eso os aviso, que ninguna fuerza pongáis, si hallareis resistencia alguna,
porque le enojaréis de manera, que nunca os deje entrar en ellas. Es muy amigo
de humildad ” ( Moradas VII, 4, 2).
La humildad siempre labra como la abeja en la colmena la miel , que sin esto
todo va perdido. ( Moradas I, 2, 8)
“Mientras estamos en esta tierra no hay cosa que más nos importe que la
humildad ”. ( Moradas I, 2, 9)
El Señor os lo dará a entender, para que saquéis de las sequedades humildad y
no inquietud, que es lo que pretende el demonio ( Moradas II, 1, 9).
“Y creedme que no está el negocio en tener hábito de religión o no, sino en
procurar ejercitar las virtudes y rendir nuestra voluntad a la de Dios en todo, y que
el concierto de nuestra vida sea lo que Su Majestad ordenare de ella, y no
queramos nosotras que se haga nuestra voluntad, sino la suya. Ya que no hayamos
llegado aquí -como he dicho- humildad, que es el ungüento de nuestras
heridas ; porque, si la hay de veras, aunque tarde algún tiempo, vendrá el cirujano,
que es Dios, a sanarnos” ( Moradas III, 2, 6).
En el discernimiento espiritual, para saber si algo es de Dios o no, una nota
importante es descubrir si va en humildad. “Una vez estaba yo considerando por qué
razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad , y púsoseme
delante -a mi parecer sin considerarlo, sino de presto- esto: que es porque Dios es suma
Verdad, y la humildad es andar en verdad ( Moradas VI, 10, 7).