LOS ESTUDIANTES
Este artículo es producto de mi imaginación.
Como suelen decir algunas películas: “Cualquier similitud con la realidad es pura
coincidencia”
Ellos eran un grupo de estudiantes de magisterio.
En diversas oportunidades habían conversado sobre la realidad.
En ocasiones había surgido la necesidad de hacer algo para expresar su
disconformidad con lo que sucedía.
La violencia ganaba espacios y junto con ella crecía la impunidad.
Personas que desaparecían. Muertos que eran encontrados.
Era parte de una realidad que no encontraba ninguna palabra de parte de las
autoridades del estado.
Fueron, en sus conversaciones, sintiendo no podían permanecer omisos.
Fue, entonces, que alguien manifestó la necesidad de organizar una manifestación
para solidarizarse con los de la ciudad de Iguala.
Había que trasladarse y ello implicaba la contratación de algún autobús.
Allí comenzaron los primeros pasos de la organización.
El autobús no era de primera calidad pero era lo más cercano a sus menguadas
posibilidades.
Una y más veces recordaron la necesidad de tener todos los documentos.
La manifestación debía ser pacífica y no se podía cometer ningún error que
permitiese la actuación de la policía estadual.
Llegaron a Iguala y realizaron, pacíficamente, la manifestación.
Nada había impedido desplegaran los carteles que habían llevado y gritasen las
consignas que habían ensayado durante el viaje.
Cansados del viaje de ida, de la caminata y los cánticos emprendieron el viaje de
retorno.
En medio de tanto silencio resignado habían hecho escuchar su voz.
Pedían fin a tanta impunidad y justicia ante tantos crímenes.
No era mucho lo que habían realizado pero habían expresado su postura ante la
realidad.
Habían hecho escuchar su voz y por ello se sentían satisfechos.
Ahora había que regresar a sus estudios y esperar la reacción de las autoridades.
En una de las curvas del camino un piquete de policías del estado detiene el
autobús.
Todos buscan sus documentos mientras el silencio gana el interior del coche.
La puerta del autobús se abre para permitir al policía subir al mismo.
Soltó una orden al chofer y descendió. La puerta se cerró y el coche se puso en
marcha.
Un coche de la policía avanzaba delante de ellos y otro cerraba la marcha.
Los comentarios, en el interior del coche, eran variados y dichos a media voz.
Suponían se dirigían a alguna seccional donde se les registraría y tomarían sus
identidades.
Lejos de adentrar a la ciudad se les conducía a las afuera de la misma.
Cuando quisieron darse cuenta se encontraban en las puertas mismas del basurero
municipal. Unos hombres se interponen ante el coche y le obliga a detenerse.
Los policías se retiran del lugar y los estudiantes son conminados a descender.
Una vez descendidos son obligados a encaminarse hacia el interior del basurero.
Los jóvenes comienzan a saber que algo extraño está por suceder.
Allí comienzan a escuchar tiros y uno a uno van cayendo los 43 estudiantes.
Algunos ya son muertos y otros heridos.
Los muertos son arrojados a la basura y nuevas balas son destinadas a los heridos.
Algunos quedan moribundos pero igualmente son arrojados con los demás.
Son bañados con combustible y el fuego comienza a encargarse de ellos.
Arden durante mucho tiempo hasta que queda muy poco de ellos.
El fuego comienza a apagarse ya que no tiene nada más con lo que alimentarse.
Aquellos restos son embolsados y arrojados a un río cercano.
Allí termina la osadía de aquellos estudiantes que alzaron su voz para denunciar la
realidad.
Allí concluye lo que había sido su manifestación para ayudar a despertar a la
justicia.
Son la manifestación del desprecio total por la vida.
Son la manifestación clara de lo que puede realizar el ser humano en defensa de
sus intereses económicos.
Son la manifestación del poder de los traficantes de la muerte.
Son la manifestación de lo que es posible la droga cuando se le deja actuar con
impunidad.
Padre Martín Ponce de León SDB