LIBROS DE VERDADES
Soy de los tiempos donde se nos enseñaba lo que Jesús hizo, lo que Jesús dijo, lo
que Jesús quería, etc.
Soy de los que crecimos creciendo que los relatos evangélicos eran muy cercanos a
la realidad histórica de Jesús.
No hace mucho leí una frase que me llamó mucho la atención. “En aquellos tiempos
la historia no se realizaba desde el relatar hechos sino el transmitir verdades”
Transmitir verdades. Esa es la finalidad de los relatos evangélicos.
Verdades que se fueron construyendo desde las reflexiones de las primeras
comunidades cristianas.
Desde hechos reales fueron construyendo reflexiones y lecciones.
Desde hechos manipulados fueron transmitiendo verdades y un estilo de vida.
Esa realidad hace que sus textos se encuentren llenos de vida y actualidad.
En lo personal tal cosa me lleva a intentar saber leer dichos textos de un modo
diferente.
Tal cosa no es simple.
Cuesta modificar una manera de pensar que se ha grabado a fuego con años de
enseñanza-
No es fácil asumir que es necesaria una lectura distinta para poder encontrarnos
con la verdad de tales relatos.
Esto no responde a que se nos haya engañado o brindado una formación
equivocada.
Se nos brindó una formación conforme la cultura de un tiempo.
La ciencia y la tecnología han permitido avances y visiones nuevas.
Ya no es posible quedarnos en los textos como si los mismos fuesen verdades.
Los textos traen una verdad a la que es necesario llegar hurgando entre las letras
del texto.
Esa verdad no se modifica con el paso del tiempo.
Esa es una verdad que perdura y conserva actualidad y vigencia.
Si uno puede tener tiempo y capacidad puede llegar a observar que los cuatro
textos evangélicos poseen algunas variaciones y, en algunos casos, contradicciones.
Ello no responde a otra cosa que la finalidad última que posee cada uno de los
autores del texto.
Dichos textos no solamente poseen una palabra actualizada para cada lector sino
que, también, responden a una finalidad bien concreta de los autores de los
diferentes textos.
Para la finalidad última de un autor todo el relato va acompañando a Jesús en su
única llegada a Jerusalén durante su vida pública. Otro autor, con otra finalidad, le
hace llegar hasta Jerusalén, por lo menos, dos veces durante su vida pública.
La historia no es contar hechos sino verdades-
Los hechos pueden ser modificados o acomodados conforme la verdad que desea
ser transmitida.
¿Dijo? ¿Hizo? Son realidades secundarias para los autores que desean hablarnos de
quién es y ella es la finalidad última de los textos.
En oportunidades uno se encuentra con personas a las que les resulta
extremadamente difícil modificar una forma de acercarse a los textos evangélicos.
En oportunidades uno se encuentra con personas que desde la necedad se resisten
a este tipo de lectura ya que la misma implica dejar sus seguridades.
En oportunidades uno se encuentra con personas que tienen una incoherencia
cultural que les lleva a quedarse con el texto en algunos casos y leer por detrás de
los textos en otras oportunidades.
Los relatos evangélicos no se pueden manejar conforme las conveniencias de quien
los lee o quien los predica.
Los textos evangélicos están demasiado colmados de verdades como para ser
manipulados para responder a determinadas posturas mentales.
Los relatos evangélicos manifiestan un estilo de vida proclamado por Jesús desde
su esencia misma.
Los relatos evangélicos no poseen la manifestación de una nueva religión sino la
postura religiosa de la persona de Jesús y su manera coherente de hacerla vida.
Es por ello que los relatos evangélicos no son libros con historias de la vida de una
persona sino libros con las verdades sobre la persona de Jesús y su manera de vivir
conforme Dios y los demás.
Padre Martín Ponce de León SDB