MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS
Estamos celebrando el Año de la Vida Consagrada. Un tiempo
para reconocer el don de tantos religiosos y religiosas extendidos
por los cinco continentes. Hombres y mujeres que han dedicado
su vida a Dios y a la humanidad.
Desde los primeros siglos del cristianismo hasta nuestros días el
Espíritu ha suscitado en la Iglesia hombres y mujeres que han
cultivado la vida interior y han dedicado lo mejor de su tiempo
para orar. De hecho, los grandes orantes han salido de sus filas.
Incluso en el momento actual los contemplativos –monjes y
monjas- tienen la exclusiva en la vida de oración. No es que los
demás cristianos no sean personas orantes sino que los religiosos
han tenido una formación más intensa en los caminos de Dios y
han tomado la oración como tarea prioritaria.
Hoy existe un gran aprecio por los monasterios que se
encuentran fuera de las ciudades y son un foco de atracción para
distintos grupos cristianos que van buscando la profundización
en la plegaria y el encuentro con Dios.
Cómo no recordar algunos nombres tan significativos como San
Antonio Abad, San Benito, Santa Escolástica, San Francisco, Santo
Domingo, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa, San Juan de la
Cruz, San Juan Bautista de la Concepción…y muchos más, han
formado parte de la Vida Consagrada.
No somos los mejores, sería una arrogancia imperdonable pero
hay una realidad que no podemos silenciar. La raíz más profunda
de sus vidas es Jesús de Nazaret. Todas las familias religiosas han
tenido muchas actividades, han promocionado a los más pobres,
han abierto escuelas y fundado universidades, se han dedicado a
predicar el Evangelio en tierras lejanas. No hay necesidades
(periferias) que no hayan estado presentes. Pero todos han
contado que lo más importante de su vida era Jesucristo , tesoro
escondido. Han querido seguir los pasos del Maestro. Su pasión y
motivación más profunda es acoger gratuitamente un Amor que
se ha manifestado en su existencia.
Es cierto que en Europa hay una gran sequía de vocaciones. Son
escasas. No así en otros lugares donde los seguidores de la Vida
Consagrada son abundantes. Sin embargo he encontrado en el
viejo continente personas con muchos años, con mucha ilusión y
esperanza. La Vida Religiosa ha conocido muchos vaivenes en la
historia y siempre ha divisado un amanecer nuevo, a pesar de la
espesura de la noche. El futuro es de Dios. Y quien se aferra a
Dios se le abre el futuro.
El Papa Francisco se siente religioso y lo ha proclamado repetidas
veces, nos ha dirigido una Carta para este Año, de aquí hemos
escogido estas palabras:
“Os escribo como Sucesor de Pedro, a quien el Señor
Jesús confió la tarea de confirmar a sus hermanos en la
fe (cf. Lc 22,32), y me dirijo a vosotros como hermano
vuestro, consagrado a Dios como vosotros. Demos
gracias juntos al Padre, que nos ha llamado a seguir a
Jesús en plena adhesión a su Evangelio y en el servicio de
la Iglesia, y que ha derramado en nuestros corazones el
Espíritu Santo que nos da alegría y nos hace testimoniar
al mundo su amor y su misericordia”.
“Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para
recordar y contar, sino una gran historia que construir.
Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os
impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes
cosas”.
Lucio del Burgo OCD