PARA ESTE AÑO
Cada uno enfrenta esta nueva oportunidad conforme sus realidades más
concretas.
Personalmente he estado pensando en las cosas que debo tener presente a
lo largo de este año que está comenzando.
No las puedo enumerar en orden de prioridades puesto que todas ellas
dicen y hacen a mi vida concreta.
No descuidar las oportunidades que se me presenten para intentar vivir con
mayor coherencia. Sé lo importante que esto significa puesto que hace a la
esencia de mi vida. No puedo no sentir que he intentado dar algunos pasos
en esta dirección y que algo he logrado pero, también, que aún me falta
mucho por lograr.
Vivir con los pies sobre la tierra. Mi vida no puede ser una realidad ajena a
las situaciones del hoy. No se me pide, de parte de Dios, una vida ausente
de lo que hace al hoy. Por más cura que sea no puedo vivir de espaldas a la
realidad o sintiendo que lo mío es lo más importante. Debo vivir mi ser de
cristiano sacerdote hoy y para las situaciones del hoy.
Conducirme por el sentido común. No puedo vivir atado a normas o
principios sin dejar de poner, en primer lugar, la realidad de cada uno y, por
ello, intentando actuar conforme la realidad del otro me lo pide no para
complacerle sino para serle lo más útil posible. No creer que poseo todas las
respuestas sino saber que, yo también, estoy inmerso en una constante
búsqueda
Ser yo mismo. No puedo vivir mirando a los demás para imitarles o
copiarles, lo que sería muy cómodo de mi parte. Debo poder llegar al fin de
cada día con la certeza de haber sido fiel a lo que Dios me ha pedido
transitando, en muchas oportunidades, por caminos diversos a otros.
No tener miedo a no ser aceptado. Uno no está para quedar bien o para
complacer a los demás sino para realizar lo que entiendo es lo que debo
hacer. La mayor satisfacción no radica en lo que los demás pueden opinar
de uno sino en estar en paz con uno mismo.
Nunca olvidar que Jesús está en los demás y es allí un espacio
extraordinario para escucharlo y hacer algo para Él. Sé que no lo soy, una
persona muy encerrada en el templo, pero no puedo conformarme con lo
logrado y debo estar muy atento al otro como espacio de encuentro con ese
ser razón de mi vida. No puedo ser un cura limitado a las cosas de la Iglesia
sin prestar atención prioritaria al otro como portador de Cristo.
Reconocer que soy un privilegiado por todo lo que Dios me ha dado y así no
tener mucho espacio para la queja, la protesta o la disconformidad. Debo,
en mi condición de cristiano, ser portador de una “buena noticia” y la
gratitud es su primera manifestación.
Debo tener más paciencia y tolerancia con los demás. Muchas veces olvido
que los demás toleran mis errores (en oportunidades son horrores) y yo no
tengo tal tolerancia para con los demás. Siempre trato de justificar mis
errores pero no estoy muy dispuesto a tolerar y justificar las salidas de tono
de los demás.
Aprender a tener un corazón misericordioso como todo lo tiene para
conmigo. No soy mejor que nadie sin embargo en oportunidades actúo
como si lo fuese. De otra forma no puedo explicar mis pérdidas de
paciencia para con los demás.
Sé que todo esto lo puedo resumir en realidades bien concretas como
cambiar sin dejar de ser yo mismo. Cambiar para agradecer a Dios todo lo
que me brinda diariamente. Cambiar para ser coherente y así ser fiel a mi
condición.
Cambiar sin tener prisa por ello pero, también, sin dejar de aprovechar las
oportunidades que se me brindan.
Cambiar sin conformarme con lo realizado sino sabiendo que nunca se me
pide más allá de mis capacidades y posibilidades.
Solamente así, dispuesto al cambio, habré de tener un año nuevo.
Si me limito a continuar lo hecho hasta ahora no cambiaré otra cosa que un
cuatro por un cinco pero jamás llegaré a un año nuevo.
Sé que lo hecho solamente ha sido posible gracias a un grupo humano que
me ha ayudado a salir de mi mismo, a no tenerme como “centro del
universo” y a no vivir encerrado en mí.
Sé que lo hecho ha sido posible gracias a la entrega de muchos y solamente
con similar entrega se puede corresponder a ello.
No quiero un año nuevo más simple o menos exigente. Quiero un año
nuevo donde todo me exija para corresponder a lo mucho que uno recibe
generosamente.
Quiero un año nuevo donde pueda demostrarme que puedo ser mejor
persona porque más disponible para lo que Él espera de mí.
Padre Martín Ponce de León