MONSEÑOR ALBERTO MARTIN VILLAVERDE
Monseñor Alberto Martin Villaverde nació en La Habana, Cuba, el 2 de Enero de
1904 y desde muy joven entregó su vida al servicio de Dios.
En 1938 S.S. Pio XI lo designó para el Episcopado cubano como Obispo de la
Provincia de Matanzas y el 3 de Julio de 1938 era Consagrado en la Catedral de San
Carlos por el Arzobispo de La Habana Mons. Manuel Ruiz Rodríguez asistido por
Mons. Enrique Pérez Serantes y Mons. Eduardo Martínez Dalmau.
Mons. Martin Villaverde, con 34 años de edad, se convertía en el Obispo más joven
del Episcopado en América.
Trabajó con mucho entusiasmo el apostolado para las vocaciones religiosas, un
gran misionero para los menos afortunados y un colosal apoyo para la Acción
Católica Cubana.
Al tomar el poder la revolución castrista, Mons. Martin Villaverde, al igual que todo
el Episcopado cubano de aquella época, estaba atento a los acontecimientos y el
rumbo que estaba señalando el nuevo gobierno vigente en la Isla, se percibía
un desastre social que apuntaba hacia el marxismo.
Fue entonces que la Juventud Católica, unida a otras organizaciones de la Iglesia
Cubana, organizó el Congreso Católico Nacional y también redactaron el Credo
Social Católico.
Al Congreso asistieron alrededor de un millón de católicos cubanos, llegados de
todas las ciudades y pueblos de la Isla. Entro a la Plaza Cívica, en brazos de
jóvenes de la Acción Católica, la Virgen de la Caridad del Cobre que venía
peregrinando a lo largo de la Isla y S.S. Juan XXIII (hoy Santo) envió un mensaje
de confraternidad al pueblo cubano.
El orador principal fue Mons. Martin Villaverde, que con emotivas y muy valientes
palabras, denunció el camino ateo y totalitario que estaba tomando el nuevo
gobierno. Tituló su discurso: El Congreso de la Caridad.
Mons. Martin Villaverde fue llamado a la Casa del Padre el día 3 de Noviembre de
1960, murió muy joven y vivió una vida heroica al servicio de Dios, la Iglesia y la
Patria.
Diego Quiros, Sr.
A continuación copiamos el texto del documento: CREDO SOCIAL CATOLICO
proclamado por Mons. Martin Villaverde en el Congreso Católico Nacional.
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Creemos en los derechos naturales y en la dignidad del hombre como persona
humana.
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Creemos en el derecho del hombre a una vida decorosa y digna y en la
obligación universal de la justicia
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Creemos en los derechos de los padres en la educación de sus hijos y en el
deber social de divulgar la cultura
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Creemos en la santidad del matrimonio y de la vida familiar y en la dignidad
humana.
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Creemos en la obligación moral del amor a la patria y en la primacía del bien
común.
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Creemos en el derecho de la Iglesia a realizar su obra salvadora y en la justicia
como base de la vida internacional
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Creemos en la libertad del hombre en contra de las doctrinas totalitarias.
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Creemos en la fraternidad humana y en la Caridad como centro de la vida
cristiana.
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Creemos que Dios ha otorgado a los hombres derechos fundamentales que
corresponden a exigencias, esenciales de la naturaleza humana, y, ninguna
persona, institución o sociedad puede lícitamente ignorarlos o violarlos.
NOTA: De ahí en adelante se manifestó con más crueldad la ira comunista contra la
Iglesia Católica