PRIVILEGIO DE SER CURA
Todos los años, aunque muchos no lo entiendan, uno vive uno de los tantos
privilegios que ofrece el hecho de ser cura.
Sin duda que toda la vida de uno como cura es un constante convivir con el
misterio.
Ese misterio, iniciativa de Dios, que le hace saberse privilegiado.
No es por las capacidades personales sino producto de la iniciativa de Él.
Cada uno, como ser humano, busca servir y ser útil.
En esa dinámica del darse uno va realizándose constantemente.
Pero la gran mayoría de las personas debe buscar las oportunidades para
plasmar el darse.
Por el hecho de ser cura uno vive compartiendo situaciones donde el darse
es casi una necesidad.
Mientras la gran mayoría busca oportunidades uno como cura convive con
ellas.
Parecería como que, en lugar de buscar oportunidades, las oportunidades lo
buscan.
Puede, en oportunidades, resultar algo así como estar en un constante
exprimidor.
Claro que uno brinda muy poco para lo mucho que recibe y
entonces………………
Un privilegio más.
Un tiempo para uno mismo.
Poder despojarse de las llaves y dejarlas arriba de una mesa.
Poder tomar un libro y no tener que estar con el oído atento por si alguien
llama.
Saber que no hay otros horarios que unos muy pocos que otorgan mucho
tiempo de soledad y uno mismo.
Poder sentarse y escuchar a alguien que ayuda a reflexionar, cuestionarse y
aprender.
Todos los años se nos ofrece la oportunidad de una semana de encuentro
con uno mismo.
Es un tiempo para descansar, revisar y disfrutar.
Pero es, también, un tiempo de un increíble descanso.
Uno se puede dar el lujo de gastar tiempo mirando los bichos de luz que
han entrado al cuarto donde se aloja.
Uno puede darse el lujo de sentarse sobre una mesa y mirar por la ventana
la lluvia que cae mansamente.
Sin duda que el tiempo de retiro es un tiempo donde la reflexión y el
descanso se dan la mano y transitan juntos.
Es un tiempo donde no hay que ocuparse de nada más que de estar con
uno mismo.
Poder repasar situaciones.
Poder descubrir necesidades.
Poder agradecer apoyos.
Poder alimentar recuerdos.
Poder fortalecer convicciones.
Poder aprender desafíos nuevos.
Poder encontrarse con uno mismo para saber si se está medianamente
satisfecho con lo que se ve.
Poder agradecer y tener presente a rostros que hacen a la vida de uno.
Es un tiempo que se presta para muchas cosas.
Es un tiempo donde uno puede sentir la certeza de que otros continúan
haciendo bien las cosas porque la actividad prosigue sin la necesidad de la
presencia.
Ha habido otros retiros donde uno ha utilizado el tiempo en otras cosas.
Escribir. Leer.
Este año no escribí lo que debía.
Este año no leí todo lo que llevé.
Este año no conversé todo lo que suelo.
Este año disfruté otras cosas mucho más sencillas como el estar conmigo y
conversarme.
Es un privilegio limitado en el tiempo.
Tiene un último día que se va en algunas reuniones y en juntar las cosas.
Volver a mirar lo guardado e intentar no dejar nada sucio o fuera de lugar.
Tomar las llaves y colgarlas a la cintura y……….
Volver a lo cotidiano para poder demostrarme que el privilegio ha sido
aprovechado.
Ser más útil es la manera de demostrarme que no ha sido una pérdida de
tiempo.
Padre Martín Ponce de León