La gratuidad del amor
El secreto de los hijos
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En sus audiencias de los miércoles, el Papa Francisco ha
continuado con su catequesis sobre la familia.
Para su reflexión, el Papa se inspiró en un texto del profeta
Isaías donde los padres se alegran con la llegada de sus hijos: «Al
ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón».
El Papa comenta que es una espléndida imagen de la felicidad
que se realiza en el encuentro entre padres e hijos, que caminan
juntos hacia un futuro de libertad y paz. La alegría de los hijos hace
palpitar el corazón de los padres y vuelve a abrir el futuro.
Por ello los hijos son la alegría de la familia y de la sociedad:
“No son un problema de biología reproductiva, ni uno de los muchos
modos de realizarse. Y, mucho menos, son una posesión de los
padres. No, no. Los hijos son un don. Son un regalo: ¿entendido?
Los hijos son un don. Cada uno es único e irrepetible; y al mismo
tiempo, inconfundiblemente ligado a sus raíces”, añadía el Papa.
2) Para pensar
El Papa haciendo una bella reflexión decía que ser hijo o hija,
significa llevar en sí la memoria y la esperanza de un amor que se
ha realizado a sí mismo encendiendo la vida de otro ser humano,
original y nuevo. Los hijos son una imagen que va anunciando que
son el resultado del amor.
Para los padres cada hijo es diferente, diverso. El Papa hizo
memoria de su familia: “Recuerdo que mi mamá decía sobre
nosotros, éramos cinco: «Yo tengo cinco hijos». Y le
preguntábamos, «¿cuál es tu preferido?». Y ella respondía: «Yo
tengo cinco hijos, como tengo cinco dedos. Si me golpean éste me
hace mal; si me golpean éste me hace mal. Me hacen mal los cinco,
¡todos son míos! Pero todos diferentes como los dedos de una
mano». ¡Y así es la familia! Diferentes, pero todos hijos”.
3) Para vivir
Un hijo, dice el Papa, “se ama porque es hijo: no porque sea
bello, o porque sea así o asá, ¡no! ¡Porque es hijo! No porque piensa
como yo, o encarna mis deseos. Es una vida generada por nosotros,
pero destinada a él, a su bien, para el bien de la familia, de la
sociedad, de toda la humanidad”.
Además, los hijos nos permiten descubrir un secreto: la
dimensión más gratuita del amor, que nunca deja de sorprendernos.
Es la belleza de ser amados antes: los hijos son amados antes de
que lleguen.
“Cuántas veces encuentro a las mamás aquí que me hacen ver
la panza y me piden la bendici￳n… porque son amados estos ni￱os
antes de venir al mundo. Y esto es amor; son amados antes, como
el amor de Dios, que nos ama siempre antes. Son amados antes de
haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar,
¡incluso antes de venir al mundo! Ser hijos es la condición
fundamental para conocer el amor de Dios ”, concluy￳ el Papa.
Por eso, cuando una familia generosa de hijos se ve como si
fuera un peso, algo anda mal. La concepción de los hijos debe ser
responsable, pero el tener muchos hijos no puede ser visto
automáticamente como una elección irresponsable. La vida
rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose: ¡se enriquece,
no se empobrece! Los hijos aprenden a hacerse cargo de su familia,
maduran compartiendo sus sacrificios, crecen en la apreciación de
sus dones.
El Papa concluyó bendiciendo a todos los padres e hijos.
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