DESDE CERCA
Según dicen se hace necesaria la distancia para poder apreciar mejor los
acontecimientos.
Según dicen se hace necesaria la distancia para poder ver en totalidad una pintura.
Pero, ante la Semana Santa, ya no podemos poner distancia.
Ya estamos casi dentro de ella.
Es, entonces, cuando tenemos la necesidad de observar “desde cerca” dicha realidad.
Mirar “desde cerca” es quedarnos en detalles que se agrandarán conforme pongamos
nuestra mirada.
Sé que no es un detalle menor pero es, sin duda, el primer gran detalle que ocupa
nuestra mirada.
Miremos en la dirección que miremos nos habremos de encontrar con detalles que
hablan de amor.
Bien puede decirse que todos los otros detalles no hacen otra cosa que resaltar al amor.
La entrega, el servicio y la coherencia, pueden ser otros detalles con los que nos
encontramos pero ellos están reforzando al amor.
Despojado del amor los acontecimientos de Semana Santa pueden verse teñidos de
fracaso, tortura y desesperanza.
También, sin amor, nos podemos encontrar con la realidad del Padre Dios que se
complace en la muerte de su hijo puesto que con ella se obtiene la salvación de los
hombres.
Para que lo de Semana Santa tenga su cabal dimensión debemos no perder de vista esos
detalles de amor que, en todas las direcciones, la impregnan.
Son palabras, son gestos, son miradas, son silencios y todos nos están hablando de
amor.
Amor que le hace darse sin guardarse nada.
Amor que le lleva a mirar a los demás antes que a él mismo.
Lo de Jesús no se aparta del mirar a los hombres directamente a los ojos ya que ello es
la única manera de poder mirar a Dios.
Es fiel a Dios porque es fiel a los hombres.
Ama a Dios porque ama a los hombres.
Solamente el hombre que se deja colmar de Dios es capaz de tanta entrega con amor.
Los acontecimientos que celebraremos no son otra cosa que un adentrarnos a esa
realidad de entrega por amor que siempre posee una desbordante novedad.
Los gestos de amor manifestados en cada Semana Santa están llenos de una novedad
que debemos descubrir para dejarnos cuestionar por ella.
Así como una persona jamás se repite Jesús tampoco lo hace.
Podemos, desde nuestras limitaciones, reiterarnos en cuanto mirar detalles y manifestar
reiterados comentarios pero, bien lo sabemos, hacer tal cosa no es otra cosa que
empobrecer la persona de Jesús.
Siempre está lleno de una novedad que no podemos ignorar.
Jesús siempre es novedad que nos cuestiona para ayudarnos a crecer.
Miramos detalles y no podemos dejar de asombrarnos ante tanto amor y tanta
actualidad.
Jesús no es un alguien que se ha quedado en el pasado ni un alguien que posee un
mensaje tan acotado que se repite año a año.
Lo suyo está lleno de vida y por lo tanto pleno de vigencia ya que dice de nuestra vida.
Estamos tan cerca que solamente podemos limitarnos a observar detalles.
Detalles que nos acercan a un misterio de amor hecho solidaridad.
Lo de Jesús siempre es una invitación a mirar a los ojos a los demás y a involucrarnos
con lo que en esos ojos observamos.
Lo de Jesús no nos hace perder de vista la realidad de nuestros próximos.
Esos detalles que hoy podemos observar no hacen otra cosa que mostrarnos nuestros
detalles.
Son detalles que muestran nuestros logros o detalles que ponen de manifiesto nuestras
omisiones.
Mirar los detalles de Semana Santa es descubrirnos ante un profundo desafío ya que nos
muestran como debemos amar y nos hacen ver que tal cosa es posible.
Padre Martín Ponce de León