ECOS
Sin duda que estos ecos responden a mi realidad.
Cada uno, muy bien, podrá tener ecos completamente distintos.
Solamente puedo compartir ecos desde lo que he vivido.
La realidad de toda esta semana puedo resumirla en una única palabra:
compromiso.
Poder celebrar a un Jesús pleno de coherencia es una sobrada razón para
asumir un compromiso.
Poder celebrar a un Jesús pleno de entrega es, sin duda, una razón para
asumir un compromiso.
Poder celebrar a un Jesús rebosante de actualidad es más que suficiente
motivo para asumir un compromiso.
Poder celebrar a un Jesús desbordado de amor es un compromiso que se
hace impostergable.
Todo lo celebrado en esta semana no ha sido un mirar hacia atrás y
recordar acontecimientos o momentos.
Lo celebrado ha sido un prolongado encuentro con el hoy y hacia allí la
necesidad de orientar el compromiso.
Lo celebrado no se pierde en el ayer sino que mira hacia adelante para
hacernos saber que se es necesario.
Jesús resucitado es presencia en mi amigo que vive una realidad compleja
en su realidad familiar.
Es presencia viva en aquel joven que está realizando mil empeños para salir
de la droga.
Es presencia viva en aquel ser que me deslumbra con su ternura.
Es presencia viva en aquel ser siempre disponible a dar una mano.
Es presencia viva en aquel ser que no logro entender en su arrogancia.
Es presencia viva en aquella joven y su cercana reciente maternidad.
Es presencia viva en aquel ser que me hace perder la paciencia con sus
reclamos de atención.
Es presencia viva en cada uno de los que hacen nuestro servicio de mesa
compartida.
Es presencia viva en los detalles de la comunidad.
Así podría continuar enumerando para saber que no puedo vivir un Jesús
vivo distante de lo que hace a mi vida cotidiana.
Es allí donde la presencia del resucitado se me vuelve gozo y desafío.
Pero es allí, en lo cotidiano donde descubro las infinitas huellas de su
particular presencia llenándome de realización y búsquedas.
Lo celebrado ha sido un mirar a los ojos la realidad y descubrir en ello un
sobrado motivo para la gratitud.
Lo celebrado ha estado lejos de ser un algo ceñido a ritos o estructuras sino
que ha sido producto de cansadora creatividad e intentando responder a lo
que la comunidad, también, busca celebrar.
Bajando el telón a nuestras celebraciones uno no puede menos que desear
poder tirarse en la cama en busca de un reparador descanso pero antes……
Unas gracias inmensas a ese Jesús con el que nos hemos comprometido
puesto que celebrar sus misterios no hace otra cosa que comprometernos
con los demás.
Unas gracias inmensas a cada uno de esos seres que nos han permitido
celebrar con tanta intensidad cada una de las instancias de esta semana.
Unas gracias inmensas a cada uno de esos rostros que descubro formando
parte de mi vida.
Los que son mis afectos y los que debo aprender a comprender y aceptar.
No sería justo de mi parte no hacer un repaso agradecido de esas
presencias con los que voy construyendo mi realidad.
Son seres que pese a las distancias continúan estando en mí.
Son seres que desde el hoy me brindan su mano para ayudarme a ser
mejor persona.
Son seres a quienes no conozco pero están allí detrás de los renglones de
estos artículos.
Mi compromiso es ese intento cotidiano de intentar mirarles
constantemente para descubrir en cada uno de ellos al resucitado para
brindarles lo que soy.
Mi compromiso es ese intento constante de ser algo coherente para poder
brindarles a ese Jesús que vive en mí y me llena de dicha.
Padre Martín Ponce de León