Críticas como desahogo, ¿se gana algo?
P. Fernando Pascual
23-5-2015
Entre las muchas raíces de las críticas, hay una que conviene analizar: el deseo de desahogarse.
Un esposo o una esposa está tenso por la situación familiar. Se desahoga criticando a la otra parte entre
sus amistades. Un trabajador está cansado de las trampas que hace un compañero. Se desahoga
criticándole al volver a casa. Un parroquiano está nervioso por la pésima calidad de los altavoces en la
iglesia. Se desahoga con críticas hacia el párroco y sus colaboradores.
La lista es casi infinita. Miles de críticas buscan, simplemente, desahogarse, una especie de consuelo
que se espera encontrar en otros para que comprendan lo mal que están las cosas y lo mucho que
duelen ciertas situaciones.
Pero en la mayoría de los casos esas críticas no resuelven nada. Porque si nadie le dice al párroco, que
además está algo sordo, que los altavoces son un desastre, ¿mejora la situación desde las críticas que
hacemos al salir de misa?
El Papa Francisco ha condenado varias veces las críticas y el chismorreo. En una ocasión las comparó
con una especie de terrorismo:
“El terrorismo de los chismorreos, uno va, lanza la bomba, y se queda fuera. (...) Las cosas hay que
decirlas en la cara. Cuando tienes algo contra alguien: solo puedes hablarlo con dos personas. Con el
que tienes el problema o con el que lo puede remediar. Los chismorreos son un terrorismo a la
fraternidad, diocesana, sacerdotal y de las comunidades religiosas” (Papa Francisco, visita a Nápoles,
21 de marzo de 2015).
Por eso, en vez de buscar un desahogo que no arregla nada con críticas y chismorreos que inquietan a
otros, que incluso en ocasiones privan de su merecida fama a personas concretas, lo que podemos
hacer es buscar maneras concretas y sanas de resolver el problema y de ayudar a otros.
¿Cómo? No siempre encontramos el camino más acertado para decir las cosas. Mientras le damos
vueltas al asunto, podemos evitar críticas dañinas. Y siempre podemos rezar por aquellas personas y
situaciones que ojalá empiecen a mejorar gracias a nuestro cariño y, sobre todo, a la ayuda de Dios.