Armenios en Jerusalén
Padre Pedrojosé Ynaraja
A poco que se haya movido el viajero por la ciudad vieja de Jerusalén, habrá
pasado por la entrada del sector donde se aloja esta comunidad, más de tres veces
y seguramente sin siquiera enterarse. Cuando uno se desplaza de la puerta de Jaffa
hacia la de Sión, por el interior de la muralla, va encontrado a su derecha, casi
siempre, insípidos muros y a su izquierda, establecimientos comerciales sin interés.
Salpicado el recorrido por alguna callejuela que se dirige hacia el Muro Occidental,
mal llamado de los lamentos. En un determinado momento pasa bajo un túnel, cosa
que a nadie extraña en la ciudad, pues, ocurre con frecuencia por otros sitios. Que
en las paredes haya pegados múltiples posters, tampoco le extraña. Que parezcan
descoloridos y no falte en ninguno el término genocidio, a nadie le intriga. Que a su
derecha exista una solitaria puerta grande, con un aburrido individuo sentado,
tampoco le asombra. Lo que he escrito es lo que le pasa a la mayoría de personas.
Debe haber uno leído guías de la ciudad y estar interesado en todo, para que le
intrigue esta entrada, se pare un momento, mire a uno y otro lado con precaución
y, a lo mejor, se atreva a entrar.
LA CABEZA DE SANTIAGO
Lo primero que le asombra es que parece, casi siempre, un ámbito solitario, pero
no inhóspito y adverso. Nadie se mete con él, ni trata de venderle nada. Pasada la
indecisión correspondiente, o informado por alguna persona, vuelve, si entonces no
es la hora señalada, entra decidido en el templo de su enfrente, algo extrañado de
que nadie se lo impida, ni le interrogue. Pues sí, señores, se trata de la Catedral de
Santiago, complemento, de alguna manera y por lo que después diga, de la de
Compostela.
Este templo cristiano tiene el honor de albergar la cabeza de Santiago, el apóstol
decapitado por orden de la autoridad judía, el primero en dar testimonio de la Fe.
Esta es su gran riqueza espiritual. Pero no es un edificio fósil, celebran en esta
catedral la liturgia solemnemente cada día. Cantos, procesiones e incienso
abundan. Del altar central van a los laterales, sede de las testas del mencionado
discípulo, de San Macario y de algún otro insigne cristiano primitivo. Penden
innumerables, centenares, de lámparas, de su techo. Nunca me ha faltado el
sentimiento, aquí y reconozco que también en otros lugares, de que la liturgia
sagrada introduce en lo Trascendente, que es misterio, que no aturde, ni atemoriza,
sin tenerse que desplazar uno de la realidad histórica en la que vive, para evadirse
a lo Eterno.
EL DIRECTOR DEL INSTITUTO
Tuve, durante uno de mis viajes, la oportunidad de entrar en contacto con la
comunidad armenia que allí vive. El llamado barrio armenio, el más pequeño de los
cuatro en que se divide la ciudad, está aislado, cerrado por muros. Creo que quien
gentilmente me acogió, era el director del instituto, pudo pues, desplazarse y
acompañarme por los diferentes edificios y darme segura cuenta de lo que
albergaban. Supe que en el recinto habitan sus fieles, es decir allí están sus
domicilios familiares, tienen su biblioteca y sus establecimientos escolares y, me
parece, también los comerciales, en eso no me fijé. También es la sede del
Patriarca y sus correspondientes oficinas burocráticas. Es tradición, con visos de
bastante probabilidad, de que en este espacio estaban situadas las residencias de
Anás y Caifás. Por un arqueólogo que por esos pagos investiga, he sabido que no se
interesan demasiado en estas labores. Ni tampoco tratan de compartir los pocos
descubrimientos que han hecho, con otras comunidades.
El camino entre las puertas mencionas, Jaffa y Sión, hecho a pie, es interesante
para meditar el trayecto de la Pasión del Señor que le tocó hacer, cuando hubo de
ir desde el tribunal judío hasta la casa de Pilatos, después encontrase con Herodes,
a quien no dirigió la palabra, y volver, no tenía otro remedio, a Pilatos. Va uno
meditando y calculando tiempos de dolor y humillación.
LOS PRIMEROS OFICIALMENTE CRISTIANOS
Armenia fue la primera comunidad política que se adhirió al Cristianismo. Copio
textualmente de la indispensable Wikipedia: “en el a￱o 301, Armenia se convirti￳
en el primer país del mundo en adoptar el cristianismo como la religión oficial del
estado, aunque según la tradición, el cristianismo ya había empezado a propagarse
en Armenia poco después de la muerte de Cristo, debido a los esfuerzos de sus
apóstoles, San Judas y San Bartolomé considerados como los fundadores de la
Iglesia Apost￳lica Armenia…” He citado la fecha para que se vea que se adelant￳ al
Edicto de Milán, de Constantino, que hoy gente progre indica fue el inicio de la
decadencia de la genuina forma de existencia cristiana de la Iglesia.
Los armenios tienen su propio idioma, con dos variantes muy semejantes entre sí.
Me entero ahora de que una parte de este pueblo se adhirió a Roma, conservando
su liturgia. No he tenido nunca contacto con ninguno. La separación del tronco no
fue cosa premeditada, ni discutida. En aquel tiempo ni existían mensajes SMS, ni
wasap. No acudieron al Concilio de Calcedonia y se sintieron apartados cuando se
enteraron de los contenidos que allí se habían discutido y aceptado. No son,
exactamente pues, ortodoxos. Algo semejante a los Coptos o Abisinios, para citar
ejemplos conocidos. Lo más exacto es decir de ellos que son Iglesias no
calcedonianas
PRIMER GENOCIDIO DEL SIGLO XX
He mencionado los posters que empapelan los muros de la calle y diré el porqué de
lo que reclaman. Al final del Imperio Otomano, fueron perseguidos y masacrados
los armenios. Se trata del primer genocidio del siglo XX, murieron 1.5 millones en
muy poco tiempo, amén de sufrir el destierro los que lograron sobrevivir. La
palabra genocidio fue concepto y expresión tabú para el gobierno turco. El Papa
Juan-Pablo, en su visita a la nación armenia, utilizó un sinónimo equivalente, el
Papa Francisco, por fin, no ha temido pronunciarla. Se ganó inicialmente su odio,
fue reconocida y aplaudida su audacia por la mayoría de entidades que desde el
principio la aceptaban. Guste o no guste fue así y no hay que ocultarlo.
El título exacto es Iglesia Apostólica Armenia, no se olvide. Como la nuestra es
Iglesia Católica Romana. Se glorían de poseer la tumba de la cabeza de Santiago,
complemento de su cuerpo que conservamos nosotros en Galicia. Así de seriamente
me lo decía el buen profesor que tan amablemente me acogió.
Una curiosidad. La nación armenia cultiva y recoge las mejores granadas que
existen. Dicen ellos que la fruta del árbol prohibido del paraíso, era una de ellas,
como otros dicen que era un higo y nosotros una manzana. Cada uno con la suya.
Poseen los armenios su estética propia que se refleja en murales e iconos. También
en la representación de la cruz. La fotografía que acompaña al presente, es de una
que recibí como recuerdo de un fiel y devoto armenio que durante un tiempo acudió
a nuestras misas.
“EJÉRCITO EN ORDEN DE BATALLA”
Olvidaba mencionar, y con esto acabo, que la comunidad armenia es una de las
iglesias cristianas que comparten, de acuerdo con el statu quo, la Basílica del Santo
Sepulcro. Se desplazan los clérigos en procesión desde su sede hasta ella y entran
solemnemente como “ejército en orden de batalla” causando extra￱eza e
indignación a veces, a los fieles que esperan pacientemente y más de una hora,
para entrar en el edículo del Sepulcro y se ven excluidos de conseguirlo. Tal
realidad es una de tantas disposiciones jurídicas heredadas de la ocupación inglesa
y que resulta difícil, por no decir imposible, de que desaparezca.
Detalle de las fotos.- Arriba, cruz armenia filigrana de plata sobre mármol. Otra,
altar mayor de la catedral. A la mitad, ya en el barrio, la calle paralela a la muralla
entre puerta de Jaffa y puerta de Sion. Instantáneas de la celebración litúrgica.
También, impresionante foto de la luz sobre el trono apostólico. Y otra ilustración
sobre el sepulcro de San Macario. Detalles del altar y de las luces.