Voz del Papa
La enfermedad es una escuela
José Martínez Colín
1) Para saber
Siguiendo con las catequesis sobre la familia, el Papa
Francisco quiso reflexionar sobre un aspecto muy común en la vida
de nuestras familias, el de la enfermedad.
La enfermedad es una experiencia de nuestra fragilidad que
nos acompaña durante toda nuestra vida, sea en nosotros o en
quienes nos rodean. Sobre todo, señala el Papa, cuando empiezan a
llegar los “achaques”.
Es normal padecer con sufrimiento la enfermedad de las
personas que amamos, pues es el amor el que nos hace sentir esto.
Para un padre y una madre, es más difícil soportar el dolor de un
hijo, de una hija, que el suyo propio. Así, la familia, siempre ha sido
el “hospital” más cercano. Muchas veces son la mamá, el papá, los
hermanos, las hermanas, las abuelas, quienes garantizan los
cuidados y ayudan a sanar.
2) Para pensar
¿Cómo ha de ser nuestro cuidado con los enfermos? Jesús nos
lo muestra en los Evangelios: Ha venido para curar al hombre de
todo mal: el mal del espíritu y el mal del cuerpo. Jesús nunca huyó
de sus cuidados, ni pasó de largo. La sanación estaba antes incluso
que la ley, como la del descanso del sábado (Mc 3,1-6). Los
doctores de la ley reprendían a Jesús porque Él sanaba el sábado.
Pero el amor de Jesús era dar la salud, hacer el bien: ¡y esto está
siempre en primer lugar!
Ante un ciego de nacimiento, Jesús aclara que no está ciego
por castigo, sino para que se manifiesten las obras de Dios. Por ello
hay que saber aprovechar cualquier enfermedad para acercarnos
más a Dios ofreciéndoselo. Además es una oportunidad de vivir el
amor para quien lo cuida. Y, señala el Papa, ¡esa es la tarea de la
Iglesia!, ayudar a los enfermos, ayudar siempre, consolar, aliviar,
estar cerca de los enfermos.
Un sacerdote contaba de una señora enferma a quien los
médicos le daban dos meses de vida de joven y ya había cumplido
los cuarenta años de estancia ininterrumpida en la cama. No
obstante estaba enormemente contenta. Aunque sufre y duerme
poco, siempre está alegre. No le pide a Dios le quite los dolores,
pues su lema es: “Al gusto de Dios, no al propio”. Suele llamarle a la
enfermedad un «Don de Dios», un «tesoro». Desde su cama, dice,
es misionera. “Soy como un riachuelo oculto por el matorral, que
puede fecundar la tierra”.
3) Para vivir
La enfermedad fortalece los lazos familiares, une a todos. La
Iglesia invita a la oración por los seres queridos enfermos. Por ello
es importante educar a los hijos, desde pequeños, a la solidaridad
con los enfermos: Tanto espiritual como con servicios materiales. Si
no, los corazones se vuelvan áridos, incapaces de afrontar el
sufrimiento.
Cuando en casa hay alguien enfermo, se viven heroicidades
escondidas que se realizan con ternura y con valentía: se le cuida, a
veces se desvela por cuidarlo, se está cerca cariñosa y
solícitamente.
La comunidad cristiana, a su vez, sabe bien que no se debe
dejar sola a la familia. Esta cercanía, de familia a familia, es un
verdadero tesoro para la parroquia; un tesoro de sapiencia, que
ayuda a las familias en los momentos difíciles y ¡hace comprender el
Reino de Dios mejor que tantas palabras! ¡Son caricias de Dios!,
señaló el Papa Francisco.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra)
( articulosdog@gmail.com )