Cuidar nuestra casa
La nueva Encíclica del Papa
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
El pasado jueves 18 de junio el Papa Francisco hizo pública su
reciente Encíclica que trata sobre la ecología. La denominó:
Laudato Si ”, que significa: “Alabado seas”. Son las primeras
palabras con las que inicia un cántico de San Francisco de Asís, que
dice así: “«Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre
tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con
coloridas flores y hierba» (Cántico de las criaturas).
Son significativas las palabras con la que el Papa subtitula la
Encíclica: “Sobre el cuidado de la casa común”. Por ello va dirigida a
todos los habitantes de esta “casa”. Es un llamado a que todos nos
sintamos hermanos al habitar en una casa común y, por tanto,
responsables de cuidarla y tenerla en buenas condiciones. Es lo
mismo que ha de suceder en cada familia: todos se han de hacer
responsables del mantenimiento y cuidado de las cosas de la casa,
cada uno cumpliendo sus deberes y ayudando a los demás. Sin
embargo, en algunos hogares a veces parece que sólo la mamá es
la que debe hacerse cargo de todo, mientras los demás se
desentienden. No debería ser así, incluso cuando hay hijos
pequeños, éstos han de ser responsables de encargos que los
hagan sentirse que cooperan para el buen funcionamiento de la
familia, pues no dejan de ser parte del todo.
2) Para pensar
El Papa Francisco convoca a ser conscientes del daño que se
provoca cuando se usa irresponsablemente y se abusa de los bienes
que Dios nos ha dado. Esto sucede cuando se piensa que uno es
propietario y autorizado para explotar la tierra. Lo paradójico es que
si el hombre explota inconsideradamente la naturaleza, a su vez
será víctima de esa degradación.
Como en una casa, cada uno a de cuidar lo que le
corresponde: no tirar el agua, no contaminar los ríos, ser limpios,
etc.
Sucedió cuando era Papa Juan XXIII, que unos obreros
estuvieron trabajando es su habitación, y cuando llegó el Papa se
encontró con mucho desorden y polvo. El Papa los tranquilizó y les
pidió que continuasen con sus tareas. Se dispuso a sentarse en una
silla para rezar su breviario, pero al ver que el asiento estaba con
polvo, el Papa mismo tomó un trapo y se puso diligentemente a
limpiarlo, sin darle tiempo a los obreros a ayudarlo. Y comentó con
su habitual simpatía: “Hay que cuidar la ropa. Siempre me acuerdo
de lo que costó a mi padre la primera sotana que tuve. Desde
entonces procuro cuidarlas bien para que duren”.
3) Para vivir
Es una Encíclica de esperanza, pues aunque señala la
contaminación, el deterioro de la calidad de vida en muchos lugares
o las injusticas, sin embargo, “no todo está perdido” ya que los
seres humanos “también pueden sobreponerse, volver a optar por el
bien y regenerarse”. En definitiva, son capaces de “iniciar caminos
nuevos hacia la verdadera libertad”.
Es una Encíclica que va más allá de exponer algunos
problemas que afectan al planeta, pues incluye un claro llamado a
cambiar hábitos y tendencias negativas en la vida de cada persona,
algunos muy concretos como compartir un mismo vehículo, evitar
desperdiciar el agua o apagar las luces innecesarias.
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