¿Soy, yo, constitucional…?
¿Y la maullante gatica de mi vecina? ¿Y el matiz de la hierba que el perrito tiñe o
mancha cuando lo pasean? ¿Es constitucional la Corte que pisotea cuanto de
sacrosanto ha consagrado la historia, la tradición, y la misma existencia?
Constitucional, o no constitucional: ¿Y la moral, el bien, el mal, o la simplicidad de
lo decente?
¿Qué derecho tiene ninguna corte a pisotear la vida, o la sacralidad de la unión
matrimonial? Tampoco es función que se le otorgue: ¿Qué ley ha interpretado?: ha
usurpado un poder, pisoteado la Constitución que la hizo nacer. La doctrina de la
separación de poderes les veta emitir leyes. ¿Obedecer servilmente al ejecutivo, o
limitarle sus poderes?
Describe Scalia de cursi y melodramático el lenguaje del dictamen, como de
aforismos de las galleticas de los restaurantes chinos; añadiendo que él metería la
cabeza en un cartucho. Es más que eso, amigo Scalia, ¡es la indignidad de llamar
dignidad a la indignidad de lo perverso!
Pregunto a los señores jueces que parecen no tener temas más graves de
entretenimiento: ¿son constitucionales el maullido impertinente de la gata, el teñir
y manchar la lozanía de la hierba, y mis impertinencias?
Jorge Arrastía