SUEÑOS
No sé muy bien lo que experimento cuando le escucho.
Por un lado me alegra escucharle manifestando sus sueños.
Los mismos no hacen otra cosa que hacer saber que no se encuentra a gusto con
su realidad actual.
Debería estar muy empobrecido como ser humano para estar conforme con lo que
ha logrado a sus veinte y pocos años de vida.
Sería muy deprimente saber que alguien se encuentra a gusto con una realidad
donde la nada se da la mano con sus logros.
En unos pocos años de vida no ha logrado otra cosa que soledad y nada más.
Varios han sido sus intentos por lograr algo pero los mismos se han hecho trizas
ante su propia realidad.
Parecería estar destinado a los fracasos más que a los logros.
No obstante ello siempre, al hablar con él, está inmerso en grandes sueños.
No duda en manifestar su inconformidad con su situación y sus sueños de salir
adelante.
Pero olvida una verdad muy concreta y es el que los logros requieren de tiempo.
Tal vez por su corta edad no tiene en cuenta la necesidad de darse tiempo para
superarse.
Por otro lado me causa gracia escuchar sus sueños.
Los suyos más que sueños son delirios.
Él no sueña con un trabajo que le ayude a salir de su situación actual sino que
comienza a soñar desde mucho más adelante.
Comienza a soñar desde la empresa que ha de organizar y el trabajo que le
brindará a algunos de sus compañeros de desventura.
Siempre sueña en grande comenzando desde la mitad hacia adelante.
En sus sueños, parecería, no existe la realidad.
En una oportunidad me habló durante mucho tiempo de una máquina que habría de
comprar y las posibilidades de irrumpir en el mercado que esa máquina le habría de
dar.
Me habló de cómo habría de organizar las ventas y los trabajos que asumiría.
Me habló y yo le escuchaba.
En un determinado momento le pregunté por el lugar donde habría de poner su
negocio. “Usted me pincha el globo. Así no vale” fue su respuesta.
Por ello es que, como manifestaba al comienzo de este artículo, no sé muy bien lo
que experimento cuando le escucho.
Está muy bueno tener sueños ya que ellos son los que nutren nuestro andar pero
no está bueno soñar desde lejos de la realidad.
Los sueños se nutren de realidad y sobre ella se extienden.
Los sueños ajenos a la realidad son delirios que nos condicionan.
Los sueños con realidad alimentan nuestras búsquedas y movilizan nuestras ganas.
Nos hacen tomar conciencia de nuestros deseos de superación y no nos permiten
quedarnos en la resignación.
Los sueños desprovistos de realidad nos conducen a golpes que van dejando su
huella en nuestro interior.
Los sueños de quien hablo en este relato son muy difíciles de cristalizarse en la
realidad porque no parte de ella.
Son sueños de quien no mira la realidad en la que se encuentra o la mira
engañosamente.
Los sueños deben transitarse con los pies sobre la tierra y, por ello, avanzan sin
prisas o sin sueños que se sueñan.
La concreción de los sueños se logra con tiempo puesto que se avanza en pos de
ellos desde pasos muy pequeños.
Son pasos que hacen al día a día y dicen de conquistas.
Son pequeños pasos que se dan teniendo muy en claro hacia lo que se desea lograr
y el coraje de derribar las barreras que lo distancian.
Siempre son necesarios pasos audaces que digan de la determinación de lograr los
sueños buscados.
Siempre se escucharán voces que digan de la inutilidad de soñar con algo distinto a
lo existente pero esas voces no hacen otra cosa que pretender recortar las alas a
los sueños.
Los sueños son válidos cuando los mismos no parten de delirios.
Padre Martín Ponce de León SDB