PEQUEÑAS COSAS
Pasó por un determinado lugar donde había un acto público.
Allí le fueron indicando a algunas de las presencias que allí se encontraban.
Muchos de ellos le resultaban nombres conocidos dada su afición por la lectura de
los diarios.
En eso se acerca hasta el lugar donde se encontraba un personaje muy conocido de
la ciudad.
Se llegó hasta él y le proporcionó un cálido saludo.
Cuando me encontré con él fue lo primero que me dijo.
Había sido saludado por…….. (Me decía el actual cargo que este personaje ostenta)
Sin duda que aquel saludo le hacía dibujar una sonrisa en su rostro.
Poco antes de marcharse volvió a repetirme el hecho de haber sido saludado por
aquel personaje.
No recuerdo que tontería le dije con respecto a que yo no podría saludarlo ya que él
se codeaba con semejantes personalidades pero él me tendió su mano con un:
“Son cosas que le suceden a uno. Que le va a hacer”
Hoy me contaban que al llegar al lugar donde reside se reía diciendo que había sido
saludado por…… (Decía el actual cargo que esa persona ostenta)
A las dos personas las conozco y por ello puedo decir que a aquel personaje no le
había significado ningún esfuerzo acercarse a saludar a aquel hombre y que este
estaba honrado con el saludo recibido.
Desde su don de gente no le había implicado acercarse y brindar un saludo cálido y
sincero.
Desde su humildad aquel saludo recibido había sido algo así como recibir una
distinción.
No fue, sin duda, un acto demagógico el brindar un saludo ya que siempre está
dispuesto a brindarlo con autenticidad.
Ha sido para aquel hombre un gesto recibido que le hizo saberse importante ya que
merecedor de aquel saludo.
No estaba presente pero estoy seguro que junto con el saludo debe de haberle
brindado unas palabras cercanas.
No estaba presente pero estoy seguro que aquel hombre recibió aquel gesto como
algo muy importante para él.
En ese momento era más importante que los presentes ya que era el único que
había recibido aquel saludo.
En ese momento era más importante que todos ya que hacia él se había acercado y
brindado un saludo.
Ninguno de nosotros había recibido tal distinción.
No era que se creyese más que nosotros pero…… había recibido un saludo que
ninguno de nosotros podía lucir en ese día.
Para él era algo que lucía con beneplácito.
La importancia del saludo era de quien lo había recibido.
Era importante y se encargaba de hacerlo saber con una amplia sonrisa en su
rostro.
Un sencillo saludo se había transformado en algo que había modificado su rutina.
Estoy convencido que el brindador del saludo jamás debe de haber sospechado la
importancia que tendría su gesto pleno de naturalidad.
Importaba porque había sido espontáneo y cálido.
Muchas son las veces que tenemos la oportunidad de brindar un simple gesto y lo
omitimos por el considerarlo de poco significado.
Muchas son las veces que podemos hacer brotar una sonrisa y no lo hacemos por
no detenernos en una natural muestra de cercanía.
Pensamos en lo que puede significar lo que podemos hacer y lo consideramos una
pequeñez y olvidamos que es el otro quien mide la importancia de lo que recibe.
No somos quienes para determinar por el otro.
El hecho de llamarle por su nombre ya es, tal vez, un algo de gran valor para quien
está esperando se le trate como alguien.
Un saludo, una pequeña cosa que hizo feliz a una persona.
Padre Martín Ponce de León SDB