EL PAPIRO
Padre Pedrojosé Ynaraja
Esta planta es el más humilde de los nobles soportes de la escritura. El hombre
quiere perpetuar sus pensamientos y escribirlos para posterior conocimiento.
Hacerlo en las paredes, a semejanza de sus dibujos mágico-religiosos, no le
permiten la extensión que quiere dar a sus descubrimientos, divagaciones y
súplicas. Escribir en barro y dejarlo secar al sol, es un primer paso. Darle solidez
mediante el fuego, mejora la tablilla, pero continúa siendo pesada y farragosa.
Descubrir que de una planta que crece en las orillas del Nilo, puede aprovechar sus
tallos, pelarlos, prensarlos, extenderlos en una superficie lisa, superponer después
encima una capa de idéntico material, pero en sentido perpendicular, fue un gran
logro. Resultaba una superficie dócil agradable al tacto y suficientemente porosa
para adsorber colorantes. Junto al padre río, hicieron acopio de estos juncos y
elaboraron este soporte, que permitía escribir en su superficie, que pesaba muy
poco, no era frágil y podía añadirse una franja a otra hasta conseguir gran tamaño
que capaz de enrollarlo. Posteriormente se ha conocido su lado débil, la hoja es
materia indefensa ante la humedad. Pero esto no se sabía entonces. Los que se
guardaron, en ocasiones enterrados, otras en recipientes, en el desierto se han
conservado bastante bien. Advierto que la sequedad también los torna frágiles.
(esta adversidad fue la causa de que poco a poco y descubierta l posibilidad de
escribir en las pieles del ganado, fuera desapareciendo su uso. Hoy en día continúa
utilizándose casi exclusivamente para souvenirs. Pero obsérvese que el papel,
sucesor de nuestro pairo también es agredido por la contaminación y al soporte
digital tan extendido, nadie le puede asegurar perpetua conservación.
El vegetal al que vengo refiriéndome, en términos científicos recibe el nombre de
Cyperus papyrus. Si en otros tiempos fue propio de Egipto y ciudades
especializadas, Byblos, el ejemplo más típico, hoy en día leo que crece casi
exclusivamente en Sicilia. Digo casi, porque yo lo he visto en Tierra Santa. Me
desplacé un día que desde la baja Galilea iba hacia el Norte, al lago Hule. Se trata
de una pequeña laguna, muy inferior al de Tiberíades, que se pretendió desecar no
hace mucho, para evitar epidemias y amparar cultivos y que ahora se vuelve
proteger, para facilitar la vida de fauna específica y el descanso de aves de paso.
Me traje algún fragmento de tronco seco. Se trata de un junco de sección
triangular. Imagino que debe alcanzar unos dos metros de altura. Según leo,
cortado desde su base y separado el penacho de hojas del final, lo ponen en remojo
y posteriormente lo pelan. Cortan finas lonchas de su pulpa longitudinalmente, son
las que se alinearán próximas una de otra y ellas mismas se encolan un poco. La
capa superpuesta, como he dicho antes, le dará una cierta firmeza.
Advierto que proliferan por jardines públicos y familiares, unos juncos semejantes,
pero de menor tamaño y sección también muy inferior. Crecen y se multiplican con
facilidad y son muy decorativos. Se trata del Cyperus alternifolius, procede de
Madagascar. La gente los llama paragüitas por la forma que tienen sus hojas al final
del tallo
El papiro es mencionado en la Biblia cuatro veces. Referido a lo que vengo
escribiendo en dos textos que pongo a continuación.
--En primer lugar se trata de la infancia de Moisés, dice así: “Pero no pudiendo
ocultarlo ya por más tiempo, tomó una cestilla de papiro, la calafateó con betún y
pez, metió en ella al niño, y la puso entre los juncos, a la orilla del Río. La hermana
del niño se apostó a lo lejos para ver lo que le pasaba. Bajó la hija de Faraón a
ba￱arse en el Río…” (Exodo 2,3)
-- El otro texto pertenece al libro de Tobías. Culminado el encuentro y a instancias
del acompañante, arcángel Rafael de incógnito, y con la anuencia del padre de la
hasta entonces desgraciada joven y a partir de ese momento afortunada esposa,
Dice que “mand￳ traer una hoja de papiro y escribi￳ el contrato matrimonial, con lo
cual se la entregó por mujer, conforme a la sentencia de la ley de Moisés. Y
acabado esto, empezaron a comer y beber. Ragüel llamó a su mujer Edna y le dijo:
« Hermana, prepara la otra habitación y lleva allí a Sarra. »Ella fue y preparó un
lecho en la habitación, tal como se lo había ordenado, y llevó allí a Sarra. Lloró ella
y luego, secándose las lágrimas, le dijo: « Ten confianza, hija: que el Señor del
Cielo te dé alegría en vez de esta tristeza. Ten confianza, hija”. (Tobías 7, 13 ss.)
Los otros dos textos
--Isaías 35,7 “se trocará la tierra abrasada en estanque, y el país árido en
manantial de aguas. En la guarida donde moran los chacales verdeará la caña y el
papiro…”
--Job 8, 11 « ¿Brota acaso el papiro sin marismas? ¿Crece sin agua el junco?
Aún en su verdor, sin ser cortado, antes que toda otra hierba se marchita.