CODORNIZ
Padre Pedrojosé Ynaraja
La verdad es, que no recuerdo haber visto nunca esta ave en libertad. He tratado
de saber porque en tiempos jóvenes, en la Castilla triguera, nunca la había
observado. La razón que deduzco por lo que leo, es que es huidiza y de plumaje
miméticamente muy adaptado a los cultivos de la meseta, de manera que es difícil
distinguirla de los sembrados donde anidaba. Que últimamente nunca me la haya
encontrado, ya es consecuencia de los actuales cultivos mecanizados: las
cosechadoras, los herbicidas, los insecticidas, etc. Tales procesos desequilibran a
las especies libres.
Al contrario de lo dicho, en la actualidad, prolifera la cría en cautividad. Se
aprovechan sus huevos, que uno encuentra en los supermercados fácilmente, su
carne, que dicen es sabrosísima y de cualidades dietéticas inmejorables. Estas
codornices sí que las conozco. Son gallináceas, de tamaño menor que la perdiz, de
cuerpo rechoncho, pero de volar rápido y ligero. Desgraciadamente, una de las
prácticas cinegéticas actuales, consiste en comprar animales de granja, soltarlos en
un descampado para al cabo de un rato salir de cacería. Las piezas caen con
facilidad a tiros de modernas armas y, junto con la opípara comida de restaurante,
completan la jornada del urbanita que se siente héroe al llegar a casa.
La codorniz ocupa un lugar emblemático en la historia de Israel, concretamente en
el transcurso del Éxodo. Añora el pueblo escogido, que goza de libertad, pero que
no la aprecia suficientemente. Las viandas de Egipto, simples puerros o pepinos,
ahora son recordadas con nostalgia. Reclaman ayuda a Yahvé. Dios les envía el
Maná y las codornices. El segundo quedará en sus recuerdos como prodigio
enigmático, algún día hablaré de ello, las aves como manjar exquisito y no
demostraban mal paladar.
La codorniz es ave migratoria, que lo hace en grandes bandadas y recorriendo
descomunales distancias. Pasa el invierno septentrional en tierras calurosas
africanas. Evidentemente, su desplazamiento no lo hace en una sola jornada. Al
atardecer cae el ejército de aves a tierra, buscando descanso en lugares
despoblados que le permiten hacerlo sin peligrar su vida. Esta vez se equivocaron.
En el pasaje bíblico, en los dos pasajes, que ya me referiré a ambos, aterrizan cerca
del campamento de nuestros beduinos que aprovechan para cogerlos,
aprovisionarse y consumirlos. La primera vez con total éxito, la segunda resulta
parcial el resultado.
Leí en un libro que presté y no me devolvieron, que nuestro animal, en momentos
de peligro inminente del que no pueden escapar, son capaces de segregar en su
interior substancias desagradables y tóxicas para el que quiere consumirlas. Los
autores que he podido consultar ahora, se limitan a decir que los males les vinieron
a los israelitas hambrientos por su codicia, que sufrirían malévola indigestión.
Las menciones a los episodios y su referencia a ellos, son las únicas que el Texto
Sagrado se refiere a las codornices, me limitaré, pues, transcribirlos.
Éxodo, 16, 12 « He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Al atardecer
comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y así sabréis que yo soy
Yahveh, vuestro Dios. » Aquella misma tarde vinieron las codornices y cubrieron el
campamento; y por la ma￱ana había una capa de rocío en torno al campamento…
Números 11, 31 “ Se alz￳ un viento, enviado por Yahveh, que hizo pasar codornices
del lado del mar, y las extendió sobre el campamento, en una extensión de una
jornada de camino a uno y otro lado alrededor del campamento, y a una altura de
dos codos por encima del suelo. El pueblo se dedicó todo aquel día y toda la noche
y todo el día siguiente a capturar las codornices. El que menos, reunió diez modios,
y las tendieron alrededor del campamento. Y todavía tenían la carne entre los
dientes, todavía la estaban masticando, cuando se encendió la ira de Yahveh contra
el pueblo, y lo hirió Yahveh con una plaga muy grande. Se llamó a aquel lugar
Quibrot Hattaavá, porque allí sepultaron a la muchedumbre de glotones”
Salmo 105,40. Pidieron, y trajo codornices, de pan de los cielos los hartó; abrió la
roca, y brotaron las aguas, como río corrieron por los sequedales.
Sabiduría 16, 2. En vez de tal castigo, concediste favores a tu pueblo: para
satisfacer su voraz apetito, les preparaste como alimento un manjar exquisito:
codornices;
Sabiduría 19,11 Más tarde, vieron además un modo nuevo de nacer las aves;
cuando, llevados de la gula, pidieron manjares delicados, para satisfacerles,
subieron codornices desde el mar.