El amor puede más
P. Adolfo Güémez, L.C.
«El amor puede más.» ¡Mucho más! Esta frase acaparó mi atención al leer la nueva
encíclica del Papa. La dice cuando trata sobre las situaciones tan precarias en las que a
veces viven los pobres en las grandes ciudades.
Edificios abarrotados, descuidados, reducidos al mínimo indispensable, si es que se llega a
eso. Esto puede provocar un hacinamiento sofocante, creando un caldo de cultivo ideal para
las organizaciones criminales.
Pero, asegura el Papa, más allá de esto, también puede ser tierra donde germinen lazos de
solidaridad, de apoyo y de compañía llenos de creatividad.
«Muchas personas en estas condiciones son capaces de tejer lazos de pertenencia y de
convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se
rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo.»
Ya se ve, pues, que ¡el amor puede más que cualquier situación, por más limitante que sea!
Lo más probable es que los lectores de esta nota no se encuentren en esta situación. Pero
todos, estoy seguro, tienen alguna carencia de la cual quejarse.
Recordemos esto: nada es más fuerte que el amor. Si hay amor, todo es mejorable y
tolerable. Cuando hay amor, no hay nada imposible.
¿No tienes casa propia, y además tu vivienda es demasiado pequeña? ¿Te falta un coche, no
has tendido vacaciones, debes trabajar mucho más que el resto de la gente? ¿Quisieras tener
ahorros y no preocuparte de si vas a llegar o no al final de mes?
Todas estas condiciones de vida son reales y, a quien las vive, le producen tensiones muy
fuertes. Por eso la economía familiar exige seguir trabajando duro para superarlas.
Pero tal vez tus carencias no sean principalmente materiales.
¿Echas de menos una amistad sincera o un apoyo real dentro de tu familia? ¿Estás
abrumado(a) por el dolor de una pérdida que no has logrado superar? ¿Das siempre lo
mejor, pero no te sientes correspondido(a)? ¿Experimentas ese sentimiento de soledad
acuciante cuando llegas a tu casa, tal vez repleta de cosas, pero vacía de calor humano?
¡El amor puede mucho más!
¿Por qué no, en lugar de centrarnos en lo que nos falta, cambiamos de actitud y ayudamos a
otros a completar lo que ellos necesitan? ¿Por qué seguimos siempre queriendo más y más
cosas, cuando lo que sabemos que necesitamos es más y más amor?
Creo que las redes de solidaridad y amor de las que habla el Papa no pueden crearse
solamente entre los más pobres. Las hemos de fomentar todos, y entre todos: ricos con
ricos, pobres con pobres, ricos con pobres, pero también pobres con ricos. ¡Porque todos
necesitamos de todos!
Que tú puedes ayudar con dinero, ¡hazlo! Que tú con tiempo, ¡hazlo! O tal vez tú con
compañía, poniendo el hombro y el oído para un enfermo, ¡hazlo!
Aquí nadie sobra. ¡Todos somos importantes!
No lo dudemos jamás. ¡El amor es la fuerza más poderosa y lo único que nos da la
auténtica felicidad! Porque el amor es Dios mismo.
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