Líderes con ideas enloquecidas
P. Fernando Pascual
26-9-2015
Según pensamos, actuamos. Con ideas buenas, o al menos no malas, las actuaciones serán
mejores. Con ideas malas, las actuaciones serán peores.
Lo anterior se aplica especialmente a políticos, empresarios, sindicalistas, periodistas, escritores,
profesores, y a aquellos grupos humanos que tienen responsabilidades de liderazgo sobre otros.
Si los líderes piensan con seriedad y con amor a la justicia, orientarán sus palabras y sus
acciones a la búsqueda de sociedades sanas, justas, abiertas al bien y la belleza.
En cambio, si los líderes se dejan esclavizar por engaños, mentiras, demagogias, intereses de
grupo o ideologías totalitarias, provocarán daños a veces irremediables en las personas y las
sociedades que sucumban a sus engaños.
El mundo necesita dirigentes buenos, que analicen seriamente los problemas, que renuncien a
propuestas locas y dañinas, que propongan caminos hacia la unidad y la concordia, hacia la
justicia y la verdad.
No podemos vivir tranquilos mientras algunos lanzan campañas a favor de la violencia sobre
inocentes, de la destrucción de los hijos en el seno de sus madres, de la persecución a los que
tengan otras ideas aceptables, de la mal llamada “guerra santa” contra creyentes injustamente
calificados como “infieles”, de separatismos basados en el odio y la manipulación de la propia
historia.
Frente a líderes esclavos de ideas enloquecidas, hacen falta hombres y mujeres que denuncien
tanta mentira y que promuevan ideas buenas, basadas en la apertura a Dios y en el respeto a
quienes compartimos una misma humanidad y una misma invitación a la verdadera vida en el
Reino de los cielos.